Ilusiones que se derrumban

La ilusión de los vecinos de San Severiano de vivir en mejores condiciones y en un barrio renovado se ha venido abajo. Los requisitos urbanísticos que impone el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) hacen el proyecto económicamente inviable para la inmobiliaria Comunidades del Sur, que lo iba a llevar a cabo.

"Todos estábamos muy contentos con el proyecto que nos propuso Comunidades del Sur, porque las viviendas actuales son antiguas y nos daban pisos nuevos, con iguales e incluso mejores condiciones, con unas calidades muy buenas de los materiales y con plaza de garaje, según nos decían. Además, nos dejaban instalada la cocina y pagaban el realojo de los vecinos. Y todos los bloques iban a tener ascensor", expresa Francisco Parra, presidente de la comunidad de vecinos de Gonzalo de Cárdenas, 8, quien añade que más del 80% de las 356 familias afectadas ya había entregado toda la documentación necesaria y habían mantenido varias reuniones con la empresa.

Parra confiesa que el reciente anuncio de la imposibilidad de llevar a cabo el proyecto no les ha cogido por sorpresa. Cuenta que hace más de un año, los vecinos se reunieron con representantes de Comunidades del Sur en el Hotel Barceló. La inmobiliaria les comunicó que había presentado el proyecto al Ayuntamiento y éste lo había rechazado porque no le permitían construir más de siete plantas de altura. "Lógicamente, a ellos no les conviene esos condicionantes porque sólo las 356 viviendas de los vecinos actuales se comerían prácticamente todo el terreno y no habría más espacio para nuevas viviendas con las que financiar el proyecto. La verdad es que el barrio estaba muy ilusionado y cuando nos comunicaron el rechazo en el hotel Barceló, nos quedamos todo el mundo con la miel en los labios".

Francisco Parra considera que el barrio de San Severiano necesita "urgentemente" una remodelación. "Está en muy malas condiciones y algo debería hacerse".

Relata que en esta zona se construyeron las viviendas "muy a la ligera" en los años posteriores a la explosión de 1947 en la Base de Defensas Submarinas. Y apunta que el sistema de saneamiento "se encuentra en un estado lamentable".

Este vecino hace referencia a la cantidad de personas mayores que viven en la zona y que apenas pueden salir de sus casas porque ninguno de los pisos tienen ascensor "y si van a la calle, después les cuesta un mundo subir".

Otro problema que, según Parra, ha ido en aumento en los últimos años es el del aparcamiento. Con la construcción del Corte Inglés, la obra de la Casa de las Artes y el nuevo cuartel de la Guardia Civil, los vehículos se han incrementado en la zona y las plazas de estacionamiento han disminuido para los residentes. Así que la posibilidad de contar con garaje en el propio edificio solventaba este problema.

Por todo esto, considera que con el proyecto de Comunidades del Sur "íbamos a mejorar en todos los aspectos y, además, íbamos a tener un barrio nuevo".

Piensa que "con la necesidad de suelo y de viviendas que hay en Cádiz, en San Severiano, el terreno está desaprovechado. Podría albergar unas 400 familias más y quedaría espacio para más plazas de garaje, locales comerciales y zonas verdes. Cuando se hizo el barrio, no había problemas de espacio, pero ahora ha cambiado mucho la situación", concluye.

Otro proyecto de Comunidades del Sur que estaba pendiente del PGOU era la reordenación de los bloques 3, 4, 5 y 6 de la calle Santo Tomás. Este parece que es viable. La idea inicial era levantar en el terreno que ocupan esos edificios de tres plantas, 49 viviendas de renta libre y otras 14 de protección oficial, además de locales comerciales en los bajos. Las 27 familias afectadas ya firmaron hace unos años acuerdos notariales.

Los vecinos aseguran que, de momento, nadie se ha puesto en contacto con ellos. "Nos hemos enterado por el Diario de Cádiz que en principio sigue el proyecto, pero que está paralizado por la crisis", afirma el presidente de la comunidad de vecinos de los cuatro bloques, Joaquín Chinchilla.

Este gaditano comenta que, según el acuerdo que firmaron, la empresa se comprometía a realojarlos mientras duraban las obras "y nosotros no tendríamos que pagar ni el traslado ni el alquiler ni nada". Asegura que los vecinos están ilusionados con el proyecto, porque sus pisos tienen 50 años "y ya todo son gastos porque van saliendo goteras". "Esperemos que la crisis se supere y este proyecto pueda salir adelante", anhela.