Cádiz

El isleño Jesús Fernández Hernández, al frente del Instituto de Misioneros Identes

  • Fue fundado hace 50 años y está presente en 25 países de Europa, América, África y Asia

El sacerdote Jesús Fernández Hernández, que acaba de predicar en su San Fernando natal los cultos de la cofradía del Nazareno, es el actual presidente del Instituto de Cristo Redentor, misioneras y misioneros identes, presentes en 25 países, que cumple este año el 50 aniversario de su fundación en Santa Cruz de Tenerife por el filósofo Fernando Rielo, fallecido en diciembre de 2004 en Nueva York, a los 81 años de edad.

Fue en octubre de ese mismo año cuando la Santa Sede confió a la citada institución el rango de nueva forma de vida consagrada, basada en lo que llaman "la santidad filial", que responde a la propuesta de "Id y predicad el Evangelio", de ahí el término idente.

El actual presidente del Instituto recuerda que Rielo extendió la institución por países de Europa, América, África y Asia, y fue artífice además de diversas obras culturales y humanitarias, como la fundación cultural que lleva su nombre y de una asociación sanitaria en Roma para la asistencia e inmigrantes, y destaca que él fue testigo de que "pasó su vida haciendo bien a todos en lo religioso y en lo humano".

La presidencia del Instituto está situada en la Vía Aurelia de Roma y cuenta con más de 500 miembros de vida en común, otros 1.000 de consagrada entre las ramas masculina y femenina, de la que es procuradora general la gaditana Juana Sánchez-Gey Venegas, profesora de Filosofía de la Universidad Autónoma de Madrid, y 30.000 matrimonios.

Educar a la juventud es la principal dedicación del Instituto, a la que el padre José Fernández dice que hay que transmitirle esperanza y no falsas proyecciones, "porque el ser humano no es una máquina", y reiteró el mandato del fundador del Instituto, "dar la vida por los hijos de Dios".

El padre José Fernández nació en la calle Quevedo la madrugada del 4 de abril de 1939, cuando el Nazareno salía de la cercana iglesia mayor. Su abuela, Rosario Cortejosa, al ver que el recién nacido tenía pocas posibilidades de vivir lo ofreció a la venerada advocación isleña y le prometió que de salvarse sería sacerdote. El presidente de los identes conoció esa promesa de su abuela, ya fallecida, mucho después, cuando ya había recibido el sacramento del orden, y por eso no ha dudado en volver a su San Fernando natal para predicar sus cultos y darle gracias.

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