"Sólo me considero un fiel cristiano". Con la humildad que siempre le caracterizaba, Francisco Arenas Martín se describía de esta manera cuando en el año 2012 se le comunicó que sería investido como Caballero de la Pontífica Orden de San Silvestre, nombramiento realizado por el entonces Papa Benedicto XVI y que era el más importante que puede recibir un laico por parte de la Iglesia.

Esa definición de fiel cristiano se aproxima mucho a lo que representó este hombre que falleció ayer a los 98 años de edad en su domicilio de la calle Barrié. Era cristiano en su forma de vivir, de relacionarse con los demás, con su familia, con los amigos y también con la sociedad. Desde niño se hizo hermano de la archicofradía de Ecce Homo y hasta pocas semanas antes de fallecer se le podía ver en la misa que cada martes hace esta hermandad de San Pablo. Una de las estampas tradicionales tenía lugar cada Martes Santo en la iglesia de San Pablo, donde veía salir a los titulares de su hermandad acompañado siempre de otros veteranos de Ecce Homo. En San Pablo también puso en marcha el grupo de la adoración nocturna y cada miércoles acudía en compañía de otro hermano con muchas décadas a sus espaldas a abrir la Iglesia para que pudiera ser visitada por todo el ciudadano que lo desearan.

En Ecce Homo también dejó huella porque en los años 80 fue hermano mayor de la archicofradía y fue dándole entrada en la misma a algunos jóvenes cofrades que posteriormente dieron el salto para gobernar la hermandad.

Su otra pasión a nivel cofrade fue la Congregación Mariana de Ecce Mater Tua, que también presidió durante algunos años y de la que fue uno de sus fundadores en los años 50. Sin embargo, este hombre poliédrico, inquieto y comprometido fue también hermano mayor de la Santa Caridad y ha fallecido siéndolo de los Santos Patronos. No hay nadie en Cádiz que haya luchado tanto para darle su lugar a San Servando y San Germán y también para que estos volvieran a tener el lugar que le correspondía en el Corpus.

También era un enamorado del patrimonio y fundó la Asociación de Amigos de la Catedral, que también presidía, y con la que trataba de aportar su granito de arena para que el primer templo diocesano estuviera en las mejores condiciones.

Conversador nato y persona muy culta, desempeñó toda su actividad laboral en el Instituto Nacional de Previsión desde el año 1940, primero en Cádiz hasta 1967, fecha en la que fue nombrado director provincial de este organismo. Regresó en 1978 para ocupar el mismo puesto en Cádiz hasta que en 1983 se prejubiló. Era licenciado en Derecho, carrera que estudió por libre. Francisco Arenas también fue vicepresidente de la Diputación Provincial bajo el mandato de Álvaro Domecq Díez.

Ayer, un hermano veterano de Ecce homo decía cuando se enteró de la muerte de este gaditano que era "una persona juiciosa, sencilla y profundamente religiosa".

Francisco Arenas estaba casado con Cecelia Ibáñez y tenía seis hijos. El funeral tendrá lugar hoy a la una de la tarde en el tanatorio de Servisa. Descanse en paz. /m. mateo