Entrevista De Cerca | Jesús Otero Rebollo. Empresario y propietario de Europea Group

“El secreto del éxito es ponerle alma a las cosas que haces”

  • Su empresa ha ido creciendo desde que en el año 2001 decidiera tirarse a la piscina y ser capitán de su propio barco.

  • Su historia es un ejemplo de que hay un mundo lleno de oportunidades

Jesús Otero posa en el barrio donde pasó su infancia: Guillén Moreno.

Jesús Otero posa en el barrio donde pasó su infancia: Guillén Moreno. / Joaquín Hernández 'Kiki'

Este gaditano es el propietario de Europea Group, una empresa dedicada al sector aduanero y que también cuenta con un departamento dedicado a la seguridad. Con más de medio centenar de trabajadores a su cargo, sus principales clientes son grandes empresas internacionales, como una japonesa con sede en el Reino Unido o una multinacional francesa que fabrica en Marruecos. Sin embargo, detrás de ese oropel, hay un tipo humilde que no olvida sus orígenes en el barrio de Guillén Moreno.

–¿Es usted lo que se dice una persona hecha a sí misma?

–Es así. Son cosas que te imprime carácter. Tienes unos orígenes pero el sol sale por la mañana para todo el mundo y hay oportunidades. Esta es la sociedad en la que queremos vivir, donde el Estado protege al que no tiene, al débil, y le facilita el desarrollo. En algún momento de mi vida he sido receptor y ahora soy contribuyente.

–¿Por qué decide lanzarse a la piscina en una ciudad y provincia donde ser emprendedor es complicado en vez de seguir la comodidad de trabajar por cuenta ajena?

–No sabría explicarlo. No creo que hubiera un proceso de decisión. Sí recuerdo una frase de mi padre que decía que “es mejor ser comandante de un barco pequeño que oficial de uno grande” y siempre me acordaré de eso. Maneja tu barco, aunque sea chiquitito.

–¿Uno es empresario cómo ha sido educado?

–La respuesta tiene que ser sí. Si eres creyente y piensas que Dios está en el centro de tu vida, tu vida es todo. Uno tiene unos valores y los creyentes, que somos respetuosos con los que no lo son, si gestionan la empresas desde esos valores, triunfarán.

–¿Esos valores son también los que un empresario de éxito hace que nunca pierda la perspectiva con ese origen humilde y que valore mucho más lo que tiene?

–A ver, yo no quiero que esto suene a menosprecio hacia la gente que se encuentra las cosas un poco más hechas y que también son muy profesionales y trabajadores. Lo importante es no olvidarse de dónde viene uno. Si se procede de un origen humilde y tengo la posibilidad de generar riqueza, no te puedes olvidar de dónde vienes. Vivimos en un mundo donde las clases sociales son hoy de una manera y mañana de otra. Y el que le está hablando, al que hoy le va bien, mañana está arruinado, y necesita la protección del Estado y cuando esa no la necesitas es cuando tienes que contribuir. Esas son las reglas del juego.

–¿Le molestan los prejuicios que hay hacia el empresario?

–Cualquier prejuicio que se sustente en el desconocimiento molesta a todos. El ejemplo del iceberg es claro. Tú solo ves la parte que está en la superficie pero no tienes ni idea de la cantidad de hielo que hay debajo. Detrás de un traje de chaqueta, de un coche o una buena casa no sabes que hay mucho sacrificio, muchas noches fuera de casa, perderte muchas fiestas de colegio, perderte la infancia de tus hijos, eso no se ve.Para mí el empresario es el que invierte en la empresa, que genera riqueza. Hay grandes economistas que dicen que en el momento en el que el dinero se pone sobre el dinero, es que no va bien. Lo importante es que el dinero se ponga sobre la personas y sobre el talento para la producción industrial. La crisis vino cuando llegaron la subprime, las hipotecas, etcétera. No, oiga, ponga el dinero en la empresa, en la que fabrica el móvil, las gafas o lo que sea. No lo ponga en fondos de fondos de otros fondos.

Yo no miro las acciones porque no tengo acciones, las que tengo son las de mi empresa sustentada en 50 familias que tienen sus vidas, sus hipotecas y familias y son las que me permiten esto. No sería quien soy si no tuviera a 50 compañeros, cada uno con sus funciones y somos los que empujamos. Esto es sencillo entenderlo.

Se dice del empresario que es “el explotador”. ¿Yo como voy a explotar a alguien que me está aportando y ayudándome a ser lo que soy? ¿Y quién soy? Al final tienes que contribuir al Estado y tienes que ayudar. Yo decía que en Guillén Moreno, en los momentos más duros de la droga, había débiles pero si hubieran tenido una oportunidad a lo mejor no habrían caído.

–¿Cuál es la receta del éxito?

–El secreto es ponerle alma a las cosas, al trabajo, hacer mucho equipo, lo importante es la gente que lo compone. Yo estoy aquí hablando con usted y puede haber ahora 20 personas tecleando, trabajando, mirando, defendiendo un proyecto y una causa que no es rentabilidad para el accionista sino también para ellos, para su sustento, para poder hacer obras sociales…

–¿La mejor inversión es hacerla en el personal?

–Por supuesto. Y no sabe lo duro que es que por el bien común hay que prescindir de una, dos o tres personas. Recuerdo un compañero que tuve que tomar la decisión de pasar a dos personas a media jornada y le dije que iba a dar todo para que recuperaran su posición. Ese día de reyes me trajeron una maleta y uno de los empleados le dijo que estaba seguro que iban a volver pronto y al final se consiguió. Lo bonito es generar.

–¿Qué es necesario para tener olfato para el negocio?

–No lo sé. Hay gente que dice que es innato. Una de las claves es salir, viajar, hay que ver lo que pasa fuera. Vivimos en una sociedad magnífica. No podemos dejar de vivir aquí, de contribuir aquí y de crecer aquí, pero hay que viajar.

–¿Es muy malo mirarse demasiado al ombligo?

–Por supuesto. Y la autocrítica es fundamental con la máxima de que la autocrítica no es la negación de los logros y eso lo dice mi admirado Alfonso Guerra en uno de sus libros. La autocrítica es fundamental para crecer.

–¿Falta autocrítica en Cádiz?

–Yo no me siento capacitado para poder decirle eso pero que falta algo, quizás. Nosotros estamos creciendo con gente de la zona, de la Bahía, gente joven, preparada y creo que es un tema de oportunidades. Hace años yo pensaba que si no tenías un trabajo aquí, había que irse fuera a buscarlos pero es durísimo. Hay que apoyar a la gente que intenta invertir aquí. Cuando yo hablo de inversión es generar riqueza y no es para mí sino para generar puestos de trabajo.

–¿Cuántas veces le han dicho que si se fuera de aquí ganaría mucho más dinero?

–Muchas veces. Y también me han dicho muchas veces que la gente de Cádiz nada más que piensa en Carnaval. Mi gente s la más carnavalera de Cádiz pero un domingo de coros si pasas por San Juan de Dios y miras a la tercera planta de El Fénix, las luces están encendidas. ¿Que le gusta el Carnaval? Como a ti y como a mí. A mi gente de Algeciras le gusta la Feria, por supuesto, pero allí también durante la fiesta hay gente trabajando.

La gente de Cádiz tenemos una forma de ver la vida. Es como ponernos unas gafas. Yo soy capaz de trabajar, ser un gran profesional pero con una percepción de la vida distinta de la tuya. Nos gusta reírnos pero con la profesionalidad por encima de todo. Ni somos más que los de otro punto de España pero tampoco menos.

–Su empresa empezó en temas aduaneros pero quizás mucha gente no sabe que aquí hay una compañía señera en materia de ciberseguridad como la suya.

–Yo empiezo a demandar informática en mi empresa por el tema aduanero. En mi vida se cruza gente con talento y se les da una oportunidad y empezamos. Es una línea de negocio muy interesante, poco reconocida a día de hoy porque el sector empresarial todavía no se ha dado cuenta de la importancia de la informática y de la seguridad. Lo único que hago es crear el clima adecuado para que la gente desarrolle su talento.

Lo que nos da es un plus al grupo. Desarrollas una linea de negocios donde puedes asesorar a una multinacional japonesa, eres capaz de desarrollar un software adecuado a su gestión aduanera con seguridad informática y eres capaz de darle un servicio 24 horas en todas las aduanas españolas. Es como el business class . Todas tus divisiones están al servicio del cliente.

–¿Considera que tiene una responsabilidad con su entorno?

–Es que en Cádiz se vive muy bien. En Cádiz lo único que hace falta es vivir bien y generar. No quiere decir que en el día de mañana no me vaya a ir, pero mientras que pueda seguir aquí, ¿por qué no? En Cádiz hay muy buena gente. Aquí hay que creérselo y hacerlo. Cuando se habla del espíritu del Bicentenario y de la época dorada de Cádiz, algo habrá debido que quedar, ¿no? Esa capacidad diferenciadora de generar, de que ese talento que tenemos en el Carnaval donde somos únicos seamos capaces de llevarlas a otras facetas no artísticas. Hay que creérselo.

Yo disfruto cuando me entero que un amigo se ha generado su puesto de trabajo y se dedica a vender papas peladas. En un éxito absoluto para cada uno levantar la baraja por la mañana y generar.

–¿Y ese origen humilde cómo se traslada a unos hijos que han vivido en un entorno más cómo desde el punto de vista económico?

-Tengo tres hijos, Jesús, Jaime y Sofía. Le pongo un ejemplo: mi padre ha tenido en su vida cuatro coches. Un Seat 127, un Seat Málaga y un Ford Fiesta, más un Opel Corsa que se lo he regalado yo. He tenido no sé cuantos coches. Claro, eso lo ven tus hijos. Yo iba con mis padres de vacaciones a residencias militares, a Madrid a casa de mi tía o a una casita de campo en Rota con la familia de mi madre.

Hay que trabajar para que ellos vivan mejor que nosotros pero tengo la suerte de que ellos son conscientes de su padre tiene un coche u otra cosa pero es que hay tanto trabajo detrás que “yo a mi padre no lo veo”. A mí pocas cosas me han regalado, Mucho trabajo diario, constancia, si te caes te levantas y sigue.

–Tengo entendido que usted es una persona muy espiritual.

–Para mí el hombre libre es lo más importante, La libertad de elección y de decisión es vital. Es clave en todos los aspectos. Creo tanto en el ser humano, respeto tanto que sufro cuando no se respeta. Si esto me lo llevo al plano espiritual, lo mismo, soy muy respetuoso con cualquier tipo de religión, pero se exige el mismo nivel de respeto. Yo me he criado en una sociedad católica por la edad, me considero un creyente practicante pero infinitamente respetuoso con el que no lo es y creo que a día de hoy hemos conseguido un entorno que en el que el que cree en algo va porque quiere ir y va en libertad y no por imposición. El que va a misa, va libremente, no porque lo obliguen. El que quiere leer sobre religión, lo mismo.

–Hablemos de su profesión. ¿Se abre un periodo de oportunidad con la nueva terminal de contenedores?

–El sector privado, en mi opinión, debería iniciarse con capital privado. Eso de montar empresas con ayudas públicas yo no lo comparto. Algo se tiene que jugar, el que quiera fiestas que se las pague y el que quiera un proyecto que invierta.

En caso de infraestructuras estamos hablando de algo distinto. Yo no concibo que para hacer una inversión en infraestructuras como la terminal de contenedores, vengan a decirnos si es viable o no. Esto es bastante difícil saber, pero usted está haciendo una inversión en infraestructuras porque hay que hacerla, porque si no jamás va a llegar una empresa privada a instalarse ahí. ¿Qué es antes el huevo o la gallina? Aquí es la infraestructura y una vez que esté, ya se buscará la rentabilidad. Sí estoy de acuerdo que hay que tener un cierto criterio pero no maximizar hasta el objetivo porque al final el riesgo de que no valga para nada siempre existe pero ese nido que tiene que generar el Estado o la Unión Eropea. Sin duda la terminal de contenedores era una necesidad, un acierto pero la decisión fue la correcta y terminará dando frutos.

El Estado tiene la obligación de intentar las cosas porque no nos olvidemos que la nueva terminal de contenedores supone una casi finalización de la especialización o diversificación de las dársenas, provocando ese excedente de terreno a favor no sólo de la ciudad sino de esa actividad portuaria relacionada con la misma.

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