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Miles de años de existencia como ciudad dan para mucho si nos centramos en el desarrollo urbano. Sin embargo, la construcción de edificios de dudoso valor histórico y arquitectónico se ha concentrado en Cádiz en los últimos años. Una falsa modernidad que se ha topado, según los más críticos, con diseño de mal gisto. Algunos ya tienen firmada su sentencia de muerte. Sólo falta el diseño para su derribo. O las ganas políticas, como ha pasado con la polémica pérgola del parque Genovés, que ahora se va a rehabilitar en lugar de aprovechar su destrozo parcial por un incendio sufrido en 2020 para su derribo.
En 2020 salió ardiendo parte de la pérgola de Santa Bárbara. Este equipamiento ha estado ocupado por indigentes desde su polémica apertura, muy criticada al ocultar un frente marítimo único en la ciudad. El Ayuntamiento convenió con la UCA que el edificio pasaría a ser gestionado por la Universidad, aunque la institución educativa no tiene interés por el mismo.
Uno de los proyectos más polémicos de los ejecutados por el Ayuntamiento en las últimas décadas. Dos monumentos dedicados a la Constitución, uno ubicado en la plaza de Sevilla y otro en la de la Hispanidad, de diseño muy criticado. El Ayuntamiento pagó cerca de un millón de euros, incluyendo una multa por ocupar suelo ajeno a su propiedad. El actual gobierno municipal intentó derribarlo, pero para eso necesitaba 65.000 euros que no tenía. Ni tiene.
En la rehabilitación del histórico Hospital Militar, para su conversión como sede del rectorado de la UCA, se construyó esta peculiar torre parcialmente inclinada, que por su amplitud es muy visible en todo el casco antiguo.
Otra mole de hormigón inacabada. Se levantó para el Mundial de Vela de 1992 pero nunca se terminó de construir. Ahora será parcialmente reformada para su conversión en un nuevo hotel... si finalmente se ejecuta.
Construido a mediados del siglo pasado, la sede de la Aduana, sin desmerecer su diseño propio de la época, sí sigue siendo polémico ya que se proyecta su derribo para recuperar la visión de la portada de la estación ferroviaria de 1905.
La nueva sede del estadio de fútbol ocupó más espacio del viejo Carranza. El edificio de la Tribuna, totalmente acristalada, además de no encontrar comprador para parte de su suelo (pensado para hotel), se topa con las viviendas ya existentes.
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