OBITUARIO

Don José, inteligencia y voluntad

En la madrugada del pasado sábado 5 de marzo falleció en esta ciudad el profesor Don José Gómez Sánchez (1921-2016), catedrático emérito de Histología, Embriología General y Anatomía Patológica de nuestra Facultad de Medicina, de la que también fue Decano en la década de los 80, durante cuyo mandato (los decanos de Medicina ejercían entonces de cuasi-rectores) forzó la dotación de las Cátedras de Bioestadística y de Historia de la Medicina. Ganada esta última por el profesor Orozco Acuaviva, a ella me vinculé rápidamente, siendo por lo que, tras fallecer mi maestro en julio de 2000, con quien él había trabado gran amistad y respeto mutuos, se sintió en una especie de obligación de adoptarme académicamente hablando, hasta que gané la cátedra tres años después, cuyas oposiciones presenció en primera fila.

Don José, como le gustaba que le llamaran, deja huérfanas a muchas personas y muchas cosas, porque realmente dejaba huella en todos cuantos le conocimos con mayor o menor profundidad.

Hombre de una personalidad muy peculiar, que generaba filias y fobias, todos le recocieron una gran inteligencia y una prodigiosa memoria conservada hasta los últimos momentos, aparte de una voluntad y -como él mismo decía- una acusada vanidad.

Académico Numerario de la Real de Medicina y Cirugía, fue su presidente entre 1988 y 1992, siendo designado poco después presidente de honor. También académico de la Hispano Americana, ejerció muchísimos años como académico-censor con una dedicación y diligencia envidiables que pude especialmente apreciar durante mi dirección (2001-2007), puesto que nunca tardó más de 24 horas en leerse los diferentes discursos de ingreso y otros documentos que obligadamente remitíamos, y devolvérnoslos con su informe anejo, porque su capacidad de lectura rápida y comprensiva era admirable.

Siempre fue el primero en llegar a reuniones y actos, decía él que "por vanidad". Su sentido del deber, además de envidiable, excedía de sus propias obligaciones, es por ello que estaba en posesión de la Cruz del Mérito Naval de Primera Clase, con distintivo blanco (1987) y de la Medalla de Honor del Instituto de Academias de Andalucía (2005).

A su petición, la esquela -que dejó redactada- se publicó al día siguiente de su sepelio.

Creo que con él desaparece algo muy importante en diversos aspectos para esta ciudad, a la que llegó de catedrático en 1974 e insólitamente avisó que aquí se radicaría.

Nuestro pésame a su familia en primer lugar, a su escuela y a las instituciones que contaron con él. Nunca pasó inadvertido. Descanse en paz, Don José.

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