Mientras sobran plazas en los primeros años de la escolarización faltan para quienes, ya en la tercera edad, optan por trasladarse a una residencia. A falta de cifras oficiales, los últimos datos que se manejaban cifraban en más de medio millar el número de plazas aún necesarias, y eso a pesar del importante aumento de la oferta, tanto pública como privada, que se ha producido en la última década. La última, aún por abrir, es el ambicioso centro para mayores que el Ayuntamiento ha construido junto al solar del futuro Hospital Regional de Cádiz, un complejo para la tercera edad considerado de los más avanzados de todo el sur del país.

A esta oferta pública se le une la privada, tanto la impulsada desde la Iglesia como la apoyada por empresarios que ven en el sector un nicho de negocio importante aunque, en este caso, se destaca que el limitado nivel adquisitivo de las familias gaditanas dificulta el acceso a algunos de estos centros.

El pionero en este sector, en Cádiz capital, se abrió en un amplio edificio de la plaza de San Antonio, que creció con el tiempo con nuevas instalaciones en Bahía Blanca. Victoria Varela, directora de este equipamiento, constata el aumento de la necesidad de equipamientos y servicios destinados a la tercera edad que tiene la ciudad, resaltando que las residencias, como las que ella dirige, van más allá de ofrecer cama y comida ofreciendo al usuario medios para mejorar su calidad de vida. Varela resalta igualmente la importancia de la Ley de Dependencia.

Junto a este tipo de residencias, en la ciudad se ha incrementado el número de empresas de atención a domicilio mientras que desde el propio Ayuntamiento se ha puesto en marcha una concejalía del Mayor con especial atención a los temas de salud y formación, labor en la que destaca el aula de mayores de la Universidad e Cádiz.