Cádiz

Coronavirus en Cádiz: La difícil vida del celíaco en tiempos de confinamiento

  • Adquirir los productos necesarios para la celiaquía se ha complicado sobremanera

  • “Están arrasando con todo”, dice un familiar de dos enfermas

Larga cola en las inmediaciones de un supermercado para acceder a hacer la compra

Larga cola en las inmediaciones de un supermercado para acceder a hacer la compra / Lourdes de Vicente

No son tiempos fáciles para nadie. Los límites a la movilidad, el confinamiento en las casas y el cese de buena parte de la actividad laboral condicionan sobremanera el día a día de cualquier persona. Pero si encima se padece celiaquía, esos problemas se multiplican. Uno de los efectos colaterales que está mostrando la epidemia del coronavirus es la falta de existencias de los productos que necesitan los celíacos, lo que complica su nutrición.

“La situación ha dado un giro notable. Ya con las dietas y el deporte, muchos compraban productos sin lactosa y sin gluten pensando que les hacía bien a sus dietas, como si por consumir productos de celiaquía fueran a perder peso. Pero lo de ahora parece que es el fin del mundo; la gente está arrasando con todo”, comenta Francisco Javier. Él no es enfermo de celiaquía, pero sí es esposo y padre de celíacas, y sabe de cerca lo que está ocurriendo en las estanterías de los supermercados y tiendas de alimentación con estos productos.

“Se acaba la harina, el pan rallado, hasta el pan de molde de ella; ni siquiera hay cartones de clara de huevo”, traslada sorprendido Francisco Javier, a quien también le llama la atención el masivo consumo de leche de soja o incluso de la harina de maíz que se está produciendo desde que el coronavirus se presentó de lleno en la vida de la gente.

Esto se debe, entre otros factores, a un notable repunte de la cocina clásica y, dentro de esto, de la repostería. Y si la harina flaquea, se buscan alternativas; y si pan de molde no queda, pues también vale el que no lleve gluten. Pero el problema que esto genera a los celíacos es serio, porque a falta de esos productos ellos no pueden comer. “Mi hija cuando no tiene pan, pues tiene que desayunar galletas, si quedan, en lugar de tostadas”, lamenta Francisco Javier.

La situación es tal que recientemente desde la asociación de celíacos que se creó hace unos meses en Cádiz se lanzaba un llamamiento a través de las redes sociales “para pedirle a la gente que no abuse de los productos sin gluten”. “Faltaba harina, pasta… lo más básico. Y quienes más lo notan son las familias que tienen niños pequeños, porque tampoco hay galletas, yogures y otros productos que consumen mucho los pequeños. Esos padres sí que están teniendo problemas”, afirma la presidenta de la asociación Celíacos Cádiz, Verónica Gómez.

La realidad es tal que los enfermos de celiaquía o sus familiares disponen de un salvoconducto especial que les permite desplazarse “a otra localidad o a otro lugar de la ciudad para buscar alimentos” para lo cual deben llevar encima el carné de socio de esta entidad “o bien un informe médico diciendo que la persona es celíaca y necesita comprar productos de primera necesidad”. Esto se ha conseguido gracias a la reclamación que la Federación Nacional de Asociaciones de Celíacos presentó ante el Defensor del Pueblo después de que se supiera que estas personas “estaban siendo multados por realizar la compra en supermercados o establecimientos alejados de sus domicilios habituales”.

Este salvoconducto ha aliviado la situación de los celíacos, que han visto aún más limitada las posibilidades de su ya estricta alimentación, teniendo en cuenta que no siempre es fácil, incluso posible, desplazarse a otros supermercados.

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