De una tacada, en los últimos días han cerrado en Cádiz seis establecimientos, la mayoría de ellos emblemáticos y de gran calado entre la sociedad gaditana. El fallecimiento de la propietaria de los negocios, María del Carmen Freire Díaz, el pasado mes de enero ha provocado la clausura definitiva de los mismos "ante la imposibilidad de atenderlos por parte de sus herederos", según explicaba ayer el apoderado, Miguel Freire, en un comunicado. La familia mantuvo el pasado viernes una reunión con los trabajadores de estos establecimientos para informarles del "inminente inicio de un procedimiento de extinción que, lamentablamente, afectará a toda la plantilla". En total son 35 empleados los que pierden su trabajo. Miguel Freire confirmaba ayer que "se pagará lo que legalmente corresponda a los trabajadores".

Ya son historia la cafetería Riancho, en la calle José Cubiles, continuación de los Callejones; la panadería-cafetería San José, en la avenida de Portugal; La Tahona, en la trasera del hospital universitario Puerta del Mar; el bar Pepín, en la calle Nueva; la cafetería La Marina, en la plaza de San Juan de Dios; y la panadería La Palma, en la calle Marqués de Cádiz. Esta última, conocida también como La Palma del Hondillo, fue la pionera en los negocios de la familia Freire en las primeras décadas del siglo XX, aunque en realidad data de 1860. Los locales que dejan libres estos establecimientos, todos propiedad de Carmen Freire, tienen ya muchos novios, aunque se desconoce si se mantendrá la misma actividad en todos ellos o los nuevos inversores cambiarán de negocio.

La familia Freire agradecía en el mismo comunicado "la fidelidad de la clientela, proveedores y público en general, así como la dedicación de los empleados, algunos de ellos con una larga trayectoria en estos establecimientos".