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Cádiz

'El Chato' recambia su vida

Juan Manuel Manzano 'El Chato' el pasado viernes en su negocio.

Juan Manuel Manzano 'El Chato' el pasado viernes en su negocio. / Jesús Marín

Juan Manuel Manzano ‘El Chato’. habla por teléfono con un cliente ofreciéndole productos en liquidación. Desde hace un mes no puede conciliar bien el sueño. Porque, como bien dice, “no es fácil dar carpetazo a toda una vida”. Quedan muchos flecos por cerrar. En su negocio, Fimauto, trajina estos días para, a la vez que seguir vendiendo, porque “este negocio aún funciona”, quitarse de encima la mercancía que aún le sobra. Manzano está a punto de jubilarse a sus 66 años. Y con su marcha se cerrará Fimauto, una empresa que él fundó en 1993 y que se ha mantenido como referente en las tiendas de recambios de automóviles de la ciudad.

Será un adiós a 50 años de profesión. Entró en 1973, con 16 años, en la tienda de recambios de Castro y Gutiérrez en la avenida, lo que hoy es un Telepizza, y fue en 1993 cuando se estableció por su cuenta, junto a su socio, Joaquín Fierro, abriendo Fimauto en la calle Ahumada. Fue en 1998 cuando el negocio se trasladó a su actual enclave, donde se despedirá el próximo viernes 29 de septiembre, y en 2012, jubilado su socio, Manzano se quedó al frente en solitario.

“Aquí no me va mal, ya está escuchando usted el teléfono que no para, pero ha llegado el momento. 50 años trabajando ya pesan y no ando bien de una de las rodillas, que quiero aprovechar para arreglármela”, explica antes de señalar una muestra de tubos de escape que valora en “3.000 euros” y que, pasados de moda, solo interesan ya al chatarrero al que le ha prometido mucho del género sobrante y ya obsoleto.

A la edad de jubilación se une que “el negocio del automóvil va en declive”, con grandes empresas “contra las que no se puede competir en precios” y las ventas por internet “que también han hecho daño”. Son otros tiempos, como asegura quien se considera el más veterano de este sector en la ciudad. “La tecnología de los vehículos no tiene nada que ver con lo anterior. En Castro y Gutiérrez tenía yo una estantería con unas cuantas bujías que servían para todos los coches. Ahora cada uno tiene una bujía distinta”, apunta.

Eran otros tiempos, cuando una tienda de recambios abría incluso el sábado por la tarde. “Aquí hemos llegado a tener hasta cuatro empleados. Vendíamos a la provincia, a la Guardia Civil, al Ayuntamiento, a Portuarios…. Dejo atrás a muchas personas que más clientes son amigos”, dice con pena.

“Cuando yo empecé había en Cádiz interior más de 30 talleres de coches y ahora no pasan de cinco”, evoca a la vez que enseña una buena remesa de discos de frenos. “El dineral que hay ahí”, indica. Limpiaparabrisas, filtros de aceite, pastillas para frenos o amortiguadores lucen en las estanterías de un local que engaña a primera vista y que tiene un almacén con una considerable profundidad.

Ahora disfrutará de sus dos pasiones: la pesca y la Semana Santa, devoción a la que llegó por culpa de su encargado en Castro y Gutiérrez, Antonio Sabiote, “que fue prioste de El Perdón". Precisamente la dolorosa de esta hermandad, la Virgen del Rosario en sus Misterios Dolorosos, preside, en un cuadro, la oficina. Pero Juan Manuel Manzano es el ‘Chato’ de Amargura, Virgen de la cofradía de Humildad y Paciencia de cuyo paso de palio es capataz desde hace más de 30 años. Le queda más tiempo libre para dedicarse a este hermandad, ya que forma parte de su junta como vocal.

El teléfono sigue sonando. “Un fijo y tres móviles tengo. ¿Cómo me voy a ir tan tranquilo?”, se pregunta. Pero lo hará. Hasta mediados del mes de octubre quiere seguir en el tajo, finiquitando, pero ya con las puertas de Fimauto cerradas. “Cuando acabe con todo esto voy a dar volteretas por los talleres, que medio siglo no se puede cerrar como un libro y punto”. No, no es fácil decir adiós a toda una vida. Ahora toca desconectar y convertirse en una persona no sometida a horarios. Y disfrutar de una jubilación más que merecida.

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