Cádiz

El Cerro del Moro ya no es lo que era

  • La remodelación del barrio que está llevando a cabo la Junta ha provocado un gran cambio social · Los vecinos aseguran que "ahora todo el mundo quiere venirse a vivir aquí"

El Cerro del Moro siempre se ha considerado un barrio marginal, era una zona por la que nadie quería pasar. Pero esto ha cambiado. En los últimos años, ha sufrido una gran transformación gracias al proyecto de remodelación que está llevando a cabo la Junta de Andalucía. Y este cambio físico, acompañado del soterramiento de la vía del tren que ha integrado al barrio en la ciudad, ha llevado consigo un cambio social.

Los propios vecinos del barrio reconocen que antes "había mucha droga y el resto de la ciudad nos daba de lado". Sin embargo, muchos comentan que ahora "todo el mundo quiere venirse a vivir al Cerro del Moro". Antonio, un vecino de Alcalde Blázquez, 6, incluso afirma que para él "y para mucha gente, esta es la mejor zona de Cádiz, porque lo tiene todo a mano: el hospital, el fútbol, varios colegios, supermercados, un mercado, la playa... El Corte Inglés tampoco lo tenemos muy lejos. No hay que coger el coche para nada". Relata que antes, "la gente no quería ni entrar. Muchas veces no pasaba ni el butano ni los taxistas, pero gracias a Dios ha cambiado la tortilla. Ahora también hay más negocios que le han dado vida al barrio". Este hombre sostiene que el problema "no era la gente de aquí, sino la que venía de otros barrios".

Antonio vive en un edificio construido en una de las primeras fases de remodelación del barrio y está "loco de contento" con su casa, por su amplitud y las comodidades que tiene. Antes residía en un piso pequeño de la calle Sor Cristina López García y asegura que ha mejorado muchísimo su calidad de vida. Nos muestra el interior del edificio, que tiene un patio donde "pueden jugar los niños sin necesidad de salir a la calle".

Este hombre es amigo de Alberto, un chaval de 21 años que afirma que los jóvenes del barrio "hemos visto las consecuencias de la droga y no queremos entrar en esa mierda. Hemos visto padres de amigos que han muerto y lo mal que lo han pasado las familias. Ahora, si vemos que un amigo se mete en la droga, lo ayudamos para que salga de ahí".

Volviendo a la transformación física del barrio, según algunas vecinas, una de las zonas que está más cambiada es la calle Alcalde Blázquez, donde hay varios edificios nuevos. En un banco de la pequeña plaza que hay allí, está sentada Juana, de 88 años y 50 de ellos viviendo en el barrio. Esta mujer señala que "lo que más ha cambiado es el alumbrado. Antes, de noche no se veía nada y daba pánico salir a la calle. También hay más limpieza. En todos estos años ha habido un cambio inmenso para bien en el barrio". Afirma que antes, se vendía droga "porque había necesidad" pero, según ella, los que compraban eran los que venían "de fuera".

Dos amigas que descansan junto a Juana no están totalmente de acuerdo con ella. Sostienen que sólo limpian y están iluminadas algunas zonas, y que los vecinos del barrio también consumían "porque han muerto muchos jóvenes por la droga".

En la puerta del bloque número 10 de la calle Alcalde Blázquez, que es uno de los que se construyó en la primera fase de remodelación del barrio, hay una placa en la que la asociación de vecinos -que se encuentra en frente- da las gracias "a todos los que hicieron posible que se cumpliera el sueño de los vecinos del barrio", fechada en julio de 1994. En la puerta del edificio está María, que vino de niña con su familia a habitar en el Cerro del Moro. "Vivíamos en casas provisionales muy pequeñas", recuerda, y luego se mudaron al primero de los nuevos bloques que construyeron y que actualmente sigue ocupando su madre. "No nos tuvieron que realojar porque el edificio se construyó delante de otro que existía, y luego lo tiraron y reordenaron las calles", rememora. Esta mujer considera que en los último años "ha mejorado todo en el barrio. No tiene nada que ver con lo que era antes, el cambio ha sido brutal para mejor".

En la esquina de la calle están charlando Petra, Luisa e Isabel, tres vecinas "de toda la vida" del Cerro del Moro que están de acuerdo con que "el barrio ha mejorado en todo: en los pisos, la limpieza de las calles, la iluminación, las infraestructuras... La mala fama que tenía se le ha quitado y ahora, con los pisos nuevos, todo el mundo quiere venirse aquí", comenta una de ellas. Las tres coinciden en afirmar que esa mala fama que tenía el barrio era porque "la gente es muy exagerada. Nosotras hemos criado a nuestros hijos aquí sin problemas".

Petra apunta que ella vive en un piso de Alcalde Blázquez, 9, que corresponde a la primera fase de remodelación y que "está en mal estado porque se hizo mal".

Julia Sánchez, presidenta de la asociación de vecinos, también hace referencia a esa "mala fama" que tenía el barrio y que sus habitantes sufrían en su día a día. Relata que "antes, los niños no podían tener amigos de otros barrios porque cuando los padres se enteraban que eran del Cerro del Moro, cortaban la amistad. Y cuando éramos jovencitos, teníamos que decir que vivíamos en la Aeronáutica porque si no, no querían salir con nosotros. Ahora aquí hay mucha gente con carrera y bien situada. Lo que tenemos es el problema del paro, como cualquier otro barrio de Cádiz, pero nada más; es igual que cualquier otra zona de la ciudad. Gracias a Dios, lo de ser un barrio marginal lo hemos dejado atrás".

En el Bar Virginia se encuentra Juanma, a quien le duelen todos los comentarios negativos que se hacen del barrio. Afirma que "es todo habladuría. Para mí es todo calumnia porque aquí no había ese mal ambiente. Había peleas como en todos los barrios, pero robos y asesinatos... eso es incierto. Y el problema de la droga lo hubo en todo Cádiz".

Juanma lleva desde los cuatro años viviendo en el Cerro del Moro, y tiene 55. Se vino con su familia desde la Bóvedas de Santa Elena a los arcos de la calle Sor Cristina López García. Ahora reside en la calle Grazalema, en un edificio construido en la segunda fase de remodelación del Cerro del Moro, y declara que "estos pisos son palacios al lado de los de antes. Ha mejorado nuestra calidad de vida". También hace referencia a la mayor iluminación y limpieza que hay actualmente en las calles -comenta que "hace años que no se ve una rata"- y valora la creación de parques y jardines, "aunque antes había más aparcamientos". Lo que lamenta es la pérdida de relación con sus antiguos vecinos, al haberse mudado cada uno a un bloque diferente.

En el Bar Virginia está también Manuel, vecino de la calle Olvera, de un edificio también construido en el proyecto de la Junta de Andalucía. Comenta que el cambio en el barrio "ha sido radical para bien. A raíz de hacerse los pisos, el barrio ha empezado a coger otro ritmo en limpieza y en todo. Ahora se ve menos droga y el comportamiento de los chavales ha mejorado". Respecto a las nuevas viviendas, comenta que "son más grandes y tienen ascensor", así que ha mejorado la calidad de vida.

Por su parte, la presidenta de la asociación de vecinos cree que el hecho de que los vecinos puedan disfrutar de una vivienda digna ha contribuido a su cambio de actitud. "Están mentalizados en cuidarla y valorar lo que tienen", opina.

El pasado jueves se entregaron las llaves de la sexta fase de remodelación del Cerro del Moro. Gracias a ello, 57 familias se han beneficiado de una casa nueva. Ya sólo quedaría por ejecutar las dos últimas fases -séptima y octava-, en las que los inquilinos de las viejas viviendas son propietarios. Según fuentes de la Delegación de Vivienda de la Junta, están pendientes, entre otros aspectos, de los acuerdos puntuales a los que se llegue con los titulares de las casas, así como de la resolución de problemas de herencia, registrales y de hipotecas que se vienen dando en varios casos. Los habitantes del Cerro del Moro esperan que la crisis no frene el proyecto y se concluya esta renovación de la barriada que tanto ha influido en su cambio social.

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