Ni la lluvia ni las nubes lograron enturbiar la jornada inaugural de lo que ha sido calificado como la "edad de oro" de los cruceros. El Aidablu es el primero de los más de 300 barcos de turistas que llegarán este año a Cádiz. Y qué mejor manera de empezar que con un estreno.

Como muestra de su fidelidad al Puerto de Cádiz, el Aidablu, después de vivir los brillantes festejos que rodearon la semana pasada a su bautismo en Hamburgo, decidió hacer escala en Cádiz durante su ruta inaugural de camino hacia el Mediterráneo.

Cádiz forma ya parte de la historia de esta compañía alemana, aunque de bandera italiana, dado que cada vez que bota un nuevo barco, lo pasea por la Bahía de Cádiz.

Pero a pesar de que la población gaditana está cada vez más acostumbrada a ver cómo su Puerto acoge a auténticos edificios flotantes, las 16 cubiertas del Aidablu no pasaron ayer desapercibidas. Y eso que no se cumplió el anunciado dueto que podría haberse dado entre los muelles Alfonso XIII y el Ciudad ya que, en principio, se anunció la simultánea escala de otro Aida, el Aidabella. Juan Ramón Guardiola, director de la consignataria Condeminas, que tramitó la estancia del recién nacido Blu, contó a este periódico que cambios de última hora motivaron una modificación en la ruta del Aidabella. Al parecer, el viernes pasado notificaron desde el barco que cambiaban el muelle de Málaga por el de Cádiz por motivos no relacionados ni con cuestiones técnicas ni atmosféricas.

Pero, a pesar de ello, la jornada no se quedó a falta de nada. Ni para los que, como el presidente de la Autoridad Portuaria o el propio director de Condeminas, están más que acostumbrados a estos grandes buques, pasó desapercibida la visita a las instalaciones del buque.

Tras el clásico intercambio de metopas entre los mandatarios del buque, Ayuntamiento (representado por el concejal de Turismo, Bruno García), Autoridad Portuaria y Prácticos (representado por el técnico especializado Luis Domínguez), se procedió a una visita al interior del buque.

Es uno de los cuatrillizos de la compañía Aida (Aidablu, Aidavita, Aidaaura y el Aidabella) por lo que sus instalaciones son similares así como sus características técnicas. Igual que sus hermanos, 252 metros de eslora, pero a diferencia de ellos, mayor altura, más envergadura, más superficie dedicada a los gratificantes spa (8.000 metros cuadrados). Pero una seña lo hace más entrañable para los alemanes, su mejor clientela: lleva a bordo una fábrica de cerveza. 13 tanques con 1.000 litros de cerveza cada uno y cuatro tipos distintos de la mejor de las rubias.

Por lo demás, un teatro que acoge cada noche cuatro shows con música y baile y otras variedades, seis restaurantes, 11 bares, algunos de ellos con barras de servicio con más de 200 metros), cuatro jacuzzis, tres piscinas, casino, cine, biblioteca, vinoteca... Todo un lujo de detalles para un barco que ayer llegó al Puerto de Cádiz para hacer su particular historia.