Cádiz

Con un pie en Cádiz y otro en la Alta Austria

  • Una beca concedida por el Estado español hace 52 años llevó a la cantante lírica Julia Rodríguez hasta tierras austríacas, donde perfeccionó sus dotes artísticas y conoció a su marido Ochmar

Julia o Ochmar, en el Paseo Marítimo de Cádiz, días antes de que él partiera rumbo a Austria.

Julia o Ochmar, en el Paseo Marítimo de Cádiz, días antes de que él partiera rumbo a Austria. / Lourdes de Vicente (Cádiz)

Julia conjuga en su voz la valentía de una persona que con 24 años hizo su maleta para irse a Austria, con la ternura propia de una cantante lírica y violinista que fue capaz de decirle adiós a todo lo que tenía en Cádiz con tal de cumplir su sueño y vender su alma a las musas del arte.

Eso sí, su voz calmada y musical se torna en ruda y dura cuando le pide a su marido Ochmar Ratsenberger, al que conoció y con el que se casó en Austria, para pedirle que no le haga apuntes mientras habla por teléfono con este Diario y mientras el austríaco le pide que, por favor, que hable más lenta.

El propio Ochmar, al final de la entrevista, se puso al teléfono para saludar a este periodista y para pedirnos disculpas porque su señora hablaba demasiado deprisa: “Yo hablo un poco más despacio. Julia me pone nervioso (entre sonrisas). Allí en Austria somos muy musicales hablando y preferimos concentrarnos en las cosas más importantes”.

A pesar de todo son una pareja bien avenida, tanto en el aspecto sentimental (o al menos eso parece) como en el artístico, ya que Ochmar es también músico y toca el piano, además de ejercer como profesor de Música y de Historia Universal en la Alta Austria, lugar en el que viven.

Allí residen en teoría. Sobre todo ella, gaditana de pura cepa a pesar de que es de padre gaditano y madre toledana: “Soy andaluza y gaditana al ciento por ciento”, insiste de manera rotunda.

"Mis profesores me decían que allí, en Austria, Rodríguez Gutiérrez sonaba bien”

Y eso de que viven allí es eso, pura teoría. Sobre todo ella, que reconoce que ya lleva años viviendo en Cádiz 9 meses y en Austria 3 meses. De hecho, ahora está en Cádiz, a pesar de que el viernes pasado Ochmar cogía el avión muy temprano hasta Madrid y otro, desde Madrid hasta Viena. “Él vendrá dentro de unos meses y ya nos iremos los dos para Austria en primavera para volvernos en seguida”.

Julia mantiene aquí a sus dos hermanas y a su cuñado y tiene además un piso que le da cobijo buena parte del año.

Sus méritos artísticos como cantante lírica le otorgaron motivos más que suficientes para conseguir que el estado austríaco le concediera la doble nacionalidad, “algo que no es tan fácil”, y de lo que ella, Julia Rodríguez Gutiérrez, a sus 76 años de edad, se siente enormemente orgullosa.

En cuanto a sus apellidos, la artista gaditana admite que nunca ha ocultado nada. Por no ocultar no quiso, ni siquiera, cambiar de nombre para salir a los escenarios. “Mis profesores me decían que allí Rodríguez Gutiérrez les sonaba bien”.

El arte le viene de familia, ya que su madre era artista, su abuelo barítono y director de zarzuela en Cádiz, “además de director artístico de un teatro que se hacía en Radio Cádiz”, además de su padre, su bisabuelo... Sin dejar de lado a su hermano que, ya más en otra vertiente musical, hizo sus pinitos en el Cortijo de los Rosales de Cádiz hace ya unos años.

Julia, Julita para los muy cercanos, concluyó sus estudios en el Conservatorio Superior de Música de Sevilla. De allí tiró para Cascais y Estoril, en Portugal, donde conoció a sus futuros profesores, para tirar luego Austria, gracias a una beca que le concedió en aquel entonces el Estado español.

En Austria aterrizó ni más ni menos que en Salzburgo, ciudad natal de su admiradísimo Wolfgang Amadeus Mozart, donde fue formada y diplomada como cantante de conciertos en interpretación artística del lied alemán y oratorio en el Mozarteum de Salzburgo.

La beca no le llegó de sorpresa porque el hecho de que ya llevaba algún tiempo aprendiendo alemán en Cádiz revela que ya tenía aspiraciones de conocer centroeuropa. Aparte, Julia cogió ya en Austria a un profesor para terminar de perfeccionar el idioma. Y lo consiguió. Tanto es así que allí llegó a trabajar como profesora de español e incluso como intérprete judicial y traductora para varias firmas importantes.

De allí no sólo se trajo la perfección en su canto lírico sino que consiguió casi darle la nacionalidad gaditana a su marido Ochmar, al que “ya le gusta hasta el pescaíto frito”, que en muchas ocasiones actuó con ella como pianista.

Julia Rodríguez dio conciertos en Francia, Alemania, Austria y, como no podía se de otra manera, en Cádiz, donde dejó pasear su arte por “uno de los salones de la Caja de Ahorros, dos veces en la Diputación”, y recuerda con especial cariño su último concierto en tierras gaditanas que tuvo como escenario el altar mayor barroco de la iglesia de San Lorenzo, “con piano de cola y todo, pero ya hace de eso unos 18 años. Fue precioso”.

Julia afirma con rotundidad que ya sería incapaz de aceptar un ofrecimiento para volver a los escenarios aunque le ofrecieran, incluso, cantar en el Teatro Falla: “Yo soy de las cantantes que piensan que no me gustaría que me dijeran que estoy en decadencia. Me he retirado cuando he visto que... hasta aquí. Podría haber seguido más tiempo, pero soy de la opinión de que las cantantes, cuando llegan a una cierta edad, deben saber decir: venga, vámonos....”.

Julia y Ochmar comparten no sólo su pasión por la música y una vida en común, aunque su gaditanismo le permita pasar algunos meses del año sin su compañero sentimental, sino que tienen también a una hija “que nada tiene que ver con la música, aunque canta también pero música pop, que es lo le gusta” y dos nietos. Ella, su hija, Julita Ratzenberger, que es funcionaria de la Comisión Europea, además de traductora e intérprete de varios idiomas. “Si la oyes, ella habla el español y el andaluz como tú y como yo, aunque su aspecto sea austríaco. Habla inglés, sueco (está casada y vive en Suecia), francés y es licenciada por la Universidad de Inssbruck. De hecho, Juliata Ratzenberger mantiene en internet un blog en el que muchas de sus historias están escritas en varios idiomas y, varias de ellas, en "andalú, andalú". El blog se puede localizar en https://www.story.one/u/julita-ratzenberger-de-la-paz-20554/oda-a-mi-familia-en-andalu-gaditano

Covid, vacunas y, en dos días, de regreso a Cádiz

Quiso deletrear la ciudad en la que vive en Austria pero ella misma desistió y terminó resumiéndolo en que viven en la Alta Austria, uno de los nueve estados federados que integran la República de Austria, con capital en Linz. Allí el Covid lo vivieron con especial dureza, sobre todo en noviembre. “Fue muy fuerte”. Y de hecho, tanto Julia como Ochmar, fueron víctimas del virus. “No sabemos ni dónde ni cuándo lo cogimos, porque sólo salimos al mercado y para casa, pero fue muy leve. Hicimos cuarentena y nos pusimos la tercera vacuna, y a los días para Cádiz”, cuenta Julia.

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