Hace tiempo que en el CEIP Adolfo de Castro dio carpetazo a las tradicionales clases magistrales y a la enseñanza única a través de libros de texto y manuales. El aprendizaje unidireccional ha dejado paso a un aprendizaje en todas las direcciones y desde todas las direcciones. El sistema pedagógico adoptado por su claustro docente pivota sobre grupos interactivos y charlas dialógicas a través de juegos, talleres o fichas dirigidas con el apoyo a la docencia de toda la comunidad educativa.

El profesorado se convierte en una especie de dirección de orquesta que va guiando a grupos pequeños de niñas y niños a través de la implicación de otros agentes en el aula y la puesta en marcha de actividades dinámicas. El colegio público Adolfo de Castro, pionero en la capital gaditana en esta metodología, lleva ya dos años poniendo en marcha un innovador proyecto educativo en el barrio del Cerro del Moro. Proyecto para el que su profesorado empezó a prepararse en el curso 2017-2018 aunque la experiencia se remonta al año 2013 en el que se tiene contacto con el programa MUSE. “La interacción es el aspecto central de cualquier experiencia educativa, y cuando se intenta promover el desarrollo del pensamiento crítico y reflexivo mediante metodologías constructivistas, se requiere que la interacción esté estructurada. No puede ser fruto de una prueba” afirma su directora, Amparo Butrón.

El aprendizaje unidireccional da paso a un aprendizaje en todas las direcciones

Gracias a esta metodología, que comienza su auge en el seno de la Universidad de Standford y en las experiencias latinoamericanas de alfabetización, el alumnado construye conocimiento sin dejar a nadie atrás. El objetivo fundamental de este modelo educativo es el cambio en la práctica docente para conseguir alcanzar aquella escuela que todo el mundo quiera tener y, sobre todo, para hacer realidad el sueño de que ningún alumno o alumna quede fuera o sea etiquetado o discriminado por su origen social, etnia, estatus económico, género o creencia religiosa.

Otro elemento diferenciador de esta Comunidad de Aprendizaje es que basa su fuerza en la participación de toda la comunidad. Así, familias, asociaciones y personas voluntarias y colaboradoras habituales del barrio apoyan la labor docente para facilitar ese ambiente de ayuda mutua en el aprendizaje. El centro ha logrado implicar de esta manera al barrio y las familias para juntos construir una idea colectiva de colegio. Unos de los pilares teóricos de las Comunidades de Aprendizaje es la teoría Bioecológica de Urie Bronfenbrenner (1987), en el que la escuela está compuesta por la comunidad más próxima después del grupo familiar. Su función es mediar entre lo que es cultura y cómo el individuo la asimila de forma práctica. La escuela es por naturaleza el ambiente en el que los niños y niñas permanecen la mayor parte de su tiempo, por lo tanto es esta la que contribuye a su desarrollo intelectual, emocional y social. Un principio fundamental de esto sería recordarnos que somos interdependientes.

El nuevo modelo educativo busca que ningún alumno sea discriminado

Como afirma Rosa Varela, presidenta de la AMPA del centro, “una de las cosas que nos ha llamado la atención a las familias es ver que a los niños y a las niñas les entusiasma ver a sus familiares con ellos, acompañándolos en algo tan importante como es su educación”. Las familias se sienten parte del proceso de aprendizaje y eso provoca una creciente motivación del alumnado. En el centro tienen demostrado que la Comunidad de Aprendizaje del Adolfo de Castro se consolida generando niveles altísimos de convivencia en positivo y, a su vez, un ambiente de enseñanza y aprendizaje que repercute en la calidad educativa.

El próximo lunes 14 de Marzo se desarrollarán en este centro las Jornadas de Puertas Abiertas para, entre otros objetivos, responder a las preguntas de las familias interesadas en esta metodología. Durante la jornada, el profesorado hablará de cómo funcionan los grupos interactivos y las tertulias dialógicas.