Cuando hace cerca de un año Joaquín Quiñones anunció su retirada del Carnaval, la sensación entre los aficionados era que se marchaba uno de los principales exponentes de la comparsa. Defensor del clasicismo, no se vio con fuerzas de hacer un repertorio acorde con las nuevas modas. Sin embargo, el recuerdo de toda su trayectoria siempre estará presente tras ser uno de los protagonistas de algo más de tres décadas de la fiesta.

El poeta del Mentidero, de la calle Bendición de Dios, puso anoche el broche de oro a toda una vida de coplas con la entrega del XVI edición del premio Baluarte del Carnaval, que otorga desde 1999 la Fundación Cruzcampo a uno de los personajes más importantes de este mundo y que está dotado con 6.000 euros y una estatuilla del escultor isleño Alfonso Berraquero. Quiñones dio el relevo a la chirigota del 'Love', pregoneros de este 2014, lo que podría dar una idea para futuros nombramientos.

Y es que durante 35 años Quiñones ha dado forma a algunas de las agrupaciones más granadas . Queda muy lejano el punto de partida con 'Los cenacheros' en 1971. En su tercera participación con 'Los guanches' (1980) llegó su primera final. De ahí en adelante, un ramillete de grandes comparsas que culminó en 2013 con 'Los peleles del XXI'. Un recorrido carnavalero en el que estuvo acompañado por algunos de los mejores músicos de la fiesta, como Pepe Martínez, Aurelio del Real, Manuel Sánchez Alba 'Noly' o José Luis Bustelo.

Joaquín estuvo arropado por todo el mundo del Carnaval. No faltó a la cita su inseparable director Faly Mosquera desde que se unieran en 1992 con 'Suspiros de Cai'. También estuvo con él José Luis Bustelo, su último músico que ha heredado a su grupo con 'Los cuenterete' y que le dedicó un pasodoble en su homenaje en el pasado Concurso.

En palabras del presidente del jurado del premio Baluarte del Carnaval, José Joaquín León, el reconocimiento al autor es "un acto de estricta justicia darle el 'Premio Nobel del Carnaval' por dos motivos: porque se lo merece y porque ya era hora".

León, que hizo un repaso tanto de los músicos que le han acompañado como de su director Faly Mosquera, destacó de sus coplas que en ellas ha expuesto "los sentimientos del pueblo", quitándole el sambenito de letrista trágico. Y para acabar, una petición: que no se retire.

Joaquín Quiñones, que no cabía en el traje de la alegría por el cariño de tantos compañeros y amigos, recibió el premio de manos del presidente de la Fundación Cruzcampo, Julio Cuesta. En primer lugar, el comparsista agradeció a la firma cervecera la labor que realiza con el mundo del Carnaval.

Visiblemente emocionado, Joaquín tuvo un recuerdo para todas aquellas personas que le han rodeado durante su trayectoria, ya que "un Baluarte del Carnaval no se consigue sin mis músicos ni mis grupos. Ha colaborado todo el mundo".

También tuvo un pequeño hueco en su discurso para su familia, representada en la figura de su madre, que asistió por primera vez a un acto de este calibre y que fue quien "me metió el venenillo", contando Quiñones que guardaba dinero todo el año para comprar un palco en el Falla.

Joaquín no dio lugar a un posible reencuentro con el Concurso, ya que no se siente "con ganas y capacidad", aunque se mostró satisfecho al dejar su grupo "en buenas manos con Bustelo".

Cerró el turno de intervenciones el presidente de la Fundación Cruzcampo, Julio Cuesta, que resaltó la importancia del Baluarte del Carnaval, un galardón que nació porque "queríamos crear un premio con el que Cádiz premiara a los suyos".

Como colofón a la gala no faltaron las coplas de la pluma de Quiñones. Un repaso a los más granado de su historial con coplas de 'Orfebres', 'Suspiros de Cai', 'Charrúas' o 'Los vikingos'. Un amplio recorrido en una noche que Joaquín no olvidará.