La Avenida de Astilleros está siendo objeto de varios cambios importantes en su fisonomía y urbanismo en los últimos tiempos. A falta de la intervención integral proyectada desde hace años, cada cierto tiempo se vienen acometiendo pequeñas obras que suponen una transformación, como el derribo del muro desde la plaza de Sevilla hasta la actual estación de autobuses, la construcción de esta estación, la eliminación del estacionamiento, o la implantación del carril bici. A todo ello se suma estos días el derribo del muro de ladrillo de la acera en el sentido salida de la ciudad, que separa de las vías del tren.

La actuación se engloba dentro de los fondos del Plan Invierte de la Diputación, y lleva prácticamente un año en trámites desde que fuera anunciado por el Ayuntamiento. En los últimos días se viene ejecutando el derribo de ese muro, que dejará sin ladrillos todo ese lado de la avenida entre Plaza de Sevilla y la rotonda de Bomberos. El muro será ahora sustituido por barrotes de acero en color blanco, otorgando nuevas vistas de ese lado de la ciudad que, además, colinda con la muralla y con parte de las instalaciones del Instituto Hidrográfico.

Más allá del cambio de muro, lo destacado de estas obras será la ejecución de todas las infraestructuras subterráneas y redes de servicio que serán necesarias para ese acceso que deberá habilitarse en un futuro hacia la terminal de contenedores.

Además, la previsión municipal es que en el espacio que resulta del anterior muro a las vías ferroviarias se habilite una nueva bolsa de aparcamiento, que se unirá a la ya existente junto a la estación de trenes (que desde finales de octubre ya no es gratuita y ha pasado a tener una parte de zona azul y otra de zona naranja).

El derribo del muro, a su vez, coincide con el avance de las obras de construcción de una nueva gasolinera en la ciudad que lleva años prevista en esa zona de la Avenida de Astilleros (prácticamente frente al acceso a la factoría) y cuyas obras se ejecutan en la actualidad.