Asediado antes de tiempo

LA contratación de Arturo Pérez-Reverte como comisario de la exposición del Bicentenario de la Constitución de 1812 en Cádiz es un asunto que se presta a la demagogia fácil. Pagarle 150.000 euros por ese trabajo, durante dos años, se puede considerar caro o barato, según se mire, porque las cosas no son caras o baratas, son útiles o inútiles. Si Pérez Reverte logra que esa exposición sea un éxito, como lo son todos sus libros, el dinero habría que darlo por bien invertido, pues además está incluso por debajo de lo que ese tipo de eventos suelen desembolsar cuando se contrata a renombradas personalidades. Y no creo que nadie a estas alturas pueda dudar de que hablamos de uno de los escritores más prestigiosos en lengua castellana de todo el mundo.

Arturo Pérez-Reverte está capacitado sobradamente para llevar esa comisaría, como muchas otras personas, pero él cuenta con una repercusión mediática de la que aquéllas carecen, y en estos casos de nada sirve organizar una magnífica exposición si al final sólo vamos a verla los gaditanos y no se entera nadie en el resto del universo de que ha existido. Esto es así, duela a quien duela.

Además, entiendo que la ciudad de Cádiz quiera estar agradecida a un escritor que ha extendido su nombre por todo el mundo con novelas como la última publicada, El Asedio, otro récord de ventas en el que es la protagonista de principio a fin. ¿Cuánto cuesta una promoción de la ciudad como la que ha hecho y hace Pérez-Reverte con sus trabajos? O, yendo más lejos, ¿cuánto dejará de facturar Pérez-Reverte por dedicar su tiempo a organizar la exposición de Cádiz? Las respuestas a estas y otras incógnitas, razonables muchas de ellas, las tendremos a final de 2012, cuando se conozcan los resultados. Tratar de echar por tierra algo que todavía no se conoce sólo puede responder a la ignorancia o a la mala fe.

Ahora bien. Esta polémica se podría haber evitado si desde el Ayuntamiento se hubiesen hecho mejor las cosas. Si desde un principio se hubiesen ofrecido todos los datos, incluida la cantidad de 150.000 euros (que es pública), y se hubiesen explicado los detalles de un acuerdo y las bondades del mismo para la ciudad. El silencio municipal al respecto sólo ha abonado el terreno para que surjan las dudas en el principal partido de la oposición, que además anda molesto con Pérez-Reverte porque no se calla una cuando de criticar a quienes nos gobiernan se trata, y muy bien que hace por cierto. Por eso la torpeza a la hora de vender este gran fichaje para la ciudad y para el Doce tiene parte de culpa de haber llegado al extremo, desde mi punto de vista equivocado, de que haya sido cuestionado.

Si queremos que el Bicentenario tenga la altura que se merece, que Cádiz se sitúe en el mundo como el referente del constitucionalismo y que haya un antes y un después de 2012, hay que apostar por tener y traer a lo mejor, como lo es el autor de Alatriste, sin que ello desmerezca un ápice a la aportación que seguro también realizarán otros autores "locales". Pero no caigamos en el chovinismo o en el catetismo, por favor.

Creía haber visto en algún lugar que los principales partidos políticos (entiendo que el PSOE lo es) habían firmado el año pasado un documento, un pacto, de no agresión sobre los asuntos del Doce, que éste no iba a ser usado como arma de confrontación política. Por lo visto ha quedado en papel mojado demasiado pronto. Allá cada cual con su responsabilidad.