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160 años del nacimiento de la ilustre Librepensadora

Amalia Carvia, la gaditana más interesante de la historia

  • En febrero de 1934, el Gobierno de la Segunda República concedía a una docena de veteranos republicanos que se habían significado en la lucha por sus ideales, la «Cruz de Caballero» de la recién creada «Orden de la República». La única mujer que recibió tan alta distinción, y que en el expediente que realizó el gobernador civil de Valencia se escribía que era una «maestra laica», vecina de Valencia y de situación económica «pobrísima», fue doña Amalia Carvia Bernal, de 72 años de edad.

Amalia Carvia cuenta con una Ruta que recorre su biografía en la ciudad de Cádiz.

Amalia Carvia cuenta con una Ruta que recorre su biografía en la ciudad de Cádiz.

En las calles de Cádiz existe desde 2018 una «Ruta histórica» (inacabada) donde se reivindica la figura de esta importante mujer que nació en la calle Hércules hace hoy, 12 de mayo, 160 años. Amalia Carvia Bernal (1861-1949) fue la primera hija de un humilde peón gallego que había emigrado al bullicioso Cádiz decimonónico en busca de una vida mejor, y nunca se imaginó que la primogénita del que años más tarde sería el portero y conserje de la Facultad de Medicina, se iba a convertir en una figura comparable, en ese final del siglo XIX y principios del XX, a la de Fermín Salvochea o Eduardo Benot. Nada menos. Ella lo negaría en su humilde y exagerada modestia, pero Belén Sárraga así lo mantuvo en un multitudinario mitin republicano celebrado en Cádiz en mayo de 1905 cuando marchaba a las Islas Canarias en su gira de propaganda obrera y librepensadora.

Sárraga la conocía bien, pues desde que fundó en Barcelona la revista La Conciencia Libre (1896) Amalia Carvia será una de sus redactoras más constantes, y lo volverá a ser en la segunda época de la revista en diciembre de ese mismo año. Conviene saber que La Conciencia Libre era la prensa más leída en los círculos obreros y librepensadores de toda Andalucía. El historiador Díaz del Moral comentaba que no había cortijo, tajo o mina donde los trabajadores no se arremolinaran alrededor de un obrero que leía el último ejemplar llegado en el correo durante una de las pausas de la jornada laboral.

Amalia Carvia (sentada, en el centro de la bandera), en Valencia, en 1933, como presidenta de la Agrupación Femenina Republicana 'Flor de Mayo'. Amalia Carvia (sentada, en el centro de la bandera), en Valencia, en 1933, como presidenta de la Agrupación Femenina Republicana 'Flor de Mayo'.

Amalia Carvia (sentada, en el centro de la bandera), en Valencia, en 1933, como presidenta de la Agrupación Femenina Republicana 'Flor de Mayo'.

También contó Sárraga con Amalia para extender por Cádiz y Huelva su «Asociación General Femenina» (1896), mientras su hermana Ana Carvia se trasladaba a Valencia para ser la secretaria de dicho colectivo. Así es como Amalia fundó en Cádiz la agrupación de mujeres «Concepción Arenal» (1897) y en Huelva la «Unión Femenina» al año siguiente, adscribiéndose ambas a la «Asociación General Femenina». Esta incesante actividad periodística, militante y organizadora era algo totalmente desconocido e inusual en una mujer gaditana de la época.

Amalia, que solo cursó estudios de primaria, aunque gran lectora y aficionada a la pintura, tuvo su «escuela superior» en el Círculo librepensador «Rafael Guillén Martínez» que había fundado Salvochea en 1887 al volver del exilio. Allí, la que siempre se considerará «hija espiritual» de Fermín Salvochea, su apóstol laico, se forjó al lado de esos grandes líderes populares de la Primera República, como Ramón de Cala, a cuyo lado tuvo el «honor» -ella, una mujer- de dirigir unas palabras a los curtidos jornaleros jerezanos. En el Círculo leyó sus primeros poemas y trabajos anticlericales y librepensadores, convirtiéndose en una original oradora que tuvo la «osadía» de recriminar a los hombres asistentes por no hacer partícipe a sus esposas, hermanas o hijas de las ideas redentoras que profesaban, y les instaba a que llenaran el salón con presencia femenina, pues solo si las mujeres abandonaban la casa y el confesionario, y se sumaban a la vida social y política, podrían conseguirse las libertades que todos, hombres y mujeres, anhelaban. Salvochea, de forma excepcional, publicó este discurso completo de Amalia Carvia en su periódico El Socialista.

El periódico La Conciencia Libre, del que Amalia Carvia fue una de sus redactoras más brillantes. El periódico La Conciencia Libre, del que Amalia Carvia fue una de sus redactoras más brillantes.

El periódico La Conciencia Libre, del que Amalia Carvia fue una de sus redactoras más brillantes.

En su ciudad natal fue colaboradora del diario El Pueblo (1893), «periódico político y literario, defensor de las clases jornaleras», El Manifiesto (1884), de clara ideología republicano-progresista, La República (1897), «semanario político órgano de la Fusión republicana dela provincia de Cádiz», y El Trabajo (1899), diario obrero cuya lema era «Instrucción y Libertad». Y de los momentos más mediáticos que vivió en Cádiz pueden citarse su participación poética en los funerales del maestro laico pestalozziano Vicente Ramírez Brunet (agosto de 1899), su nombramiento como presidenta honoraria del «Círculo Educativo Republicano» del Barrio de Santa María en enero de 1898, y su discurso en el Círculo republicano de Cádiz el 11 de febrero de 1898, 25º aniversario de la Primera República, del que el diario La República recogía íntegramente sus palabras con esta entrada previa: «La primera que se presentó en el estrado fue la ilustrada señorita Carvia, la cual fue presentada por nuestro correligionario Eloy Agredano, el que en breves y oportunas frases hizo su elogio, que ciertamente no necesitaba porque todos los republicanos de Cádiz conocen de antiguo a tan ilustrada demócrata, distinguida escritora y dama apreciabilísima por sus virtudes y por sus escritos en favor de la buena causa».

En 1900, fallecida su madre, se trasladó a Valencia con su hermana Ana, y allí siguió ejerciendo de maestra laica, escribiendo en numerosas revistas y diarios, y en agosto de 1918 se convertirá en Secretaria de la «Liga Española para el Progreso de la Mujer», la primera organización feminista de ámbito estatal. Entre sus actividades más importantes se debe subrayar su campaña a favor del voto integral para la mujer, convirtiéndose junto a su hermana Ana Carvia, -presidenta de la Liga-, en las primeras sufragistas españolas en fecha tan temprana como 1919.

Amalia Carvia, pacifista, defensora de los animales y plantas, vicepresidenta de la Liga de los Derechos Humanos en Valencia, pero siempre luchando por la igualdad de las mujeres, la mitad esclavizada de la humanidad, escribió en 1909 estas hermosas palabras:

«Las mujeres no queremos ni pedestales ni cadenas: justicia y nada más. Que se nos conceda la libertad de acción necesaria para desarrollar nuestras facultades de seres pensantes; que se nos dé la instrucción conveniente para poder adquirir la conciencia de nuestra misión, como parte integrante de la humanidad. Queremos poseer nuestro «yo».

* Para saber más: ¡Paso a la mujer! Biografía de Amalia Carvia, de Manuel Almisas Albéndiz (Ed. Suroeste-2019-El Puerto de Santa María).

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