Colegio de Abogados de Cádiz

Alfonso Guerra recoge el Premio Pérez-Llorca en nombre de "la generación que hizo posible la Transición"

  • El Oratorio San Felipe Neri de Cádiz acoge un acto que defiende la vigencia de la Constitución de 1978

  • Guerra iguala el movimiento nacionalista catalán al golpe del 23-F y lamenta la "tibia respuesta, escasamente constitucional"

  • El origen de premio

Alfonso Guerra recibe los aplausos por el premio en presencia de Pascual Valiente, decano del Colegio de Abogados de Cádiz.

Alfonso Guerra recibe los aplausos por el premio en presencia de Pascual Valiente, decano del Colegio de Abogados de Cádiz. / Julio González

Alfonso Guerra González ha recogido esta mañana en Cádiz, en el histórico Oratorio  San Felipe Neri, el II Premio José Pedro Pérez-Llorca que convoca el Colegio de Abogados de Cádiz. Y en el mismo espacio en el que hace más de 200 años se promulgó la primera Constitución Española, quien fuera vicepresidente del Gobierno con los primeros ejecutivos de Felipe González ha defendido la vigencia de la Constitución de 1978 y ha expresado su convencimiento de recoger el premio en nombre de "la generación que hizo posible la Transición". Guerra ha arremetido contra el movimiento nacionalista catalán, al que ha igualado con el golpe de Estado del 23-F, y ha lamentado que la respuesta a las acciones independentistas haya sido tibia y "escasamente constitucional".

Como es lógico, la figura del padre gaditano de la actual Constitución, José Pedro Pérez-Llorca, que además da nombre al premio, ha sobrevolado con significativo protagonismo todo el acto. Lo ha hecho desde las primeras palabras del decano del Colegio de Abogados de Cádiz, Pascual Valiente, hasta las pronunciadas por Victoria Ortega, presidenta del Consejo General de la Abogacía Española. Y en las intervenciones de Miquel Roca, también padre de la Constitución y galardonado en la primera edición del premio junto a Miguel Herrero de Miñón, y por supuesto de Pedro Pérez-Llorca Zamora, hijo del ponente gaditano que desveló para el recuerdo anécdotas tan celebradas como su primer encuentro con Alfonso Guerra en su casa familiar, cuando él tenía unos 10 años y el político socialista se lo encontró y lo llamó, después de un breve diálogo político, "pinchauvas".

Alfonso Guerra se mostró convencido de que el premio, aunque a su nombre, estaba dirigido a una generación, la que hizo la Constitución de 1978: "La generación que hizo posible la Transición", amplió Guerra la idea en la última fase de su aplaudido discurso. Y se felicitó no por el premio en sí, que ya dejó claro que no lo consideraba propio, sino sobre todo por llevar el nombre de quien fue en su momento un adversario político, el gaditano José Pedro Pérez-Llorca, lo que otorga al galardón "un valor ético añadido". Para Alfonso Guerra, el jurista gaditano representa valores de "concordia y acuerdo", algunos de los que alumbraron la norma fundamental del 78.

"Frente a la confrontación, el pacto", dijo también Alfonso Guerra para argumentar  que con esta Constitución, aprobada por casi el 90% de los ciudadanos que participaron en el referéndum, abandonó España su ancestral tendencia a vivir, incluso en los tiempos del Imperio, en un casi permanente estado de decadencia. "A la muerte del dictador, el destino vacila. ¿Enfrentamiento o vía de consenso? La sociedad clamaba por el acuerdo", expresó el político socialista.

Y es que para el exvicepresidente del Gobierno español, la Constitución de 1978 es “un acta de paz, un armisticio. Es el cierre definitivo de una guerra civil, de una larga dictadura y de dos siglos de enfrentamientos”. Recordó Guerra que en el proceso de su redacción no estuvo presente, pero sí admitió que estuvo ayudando, “aunque modestamente y bajo la dirección de Fernando Abril”, a acercar posiciones para alcanzar el objetivo de la democracia.

“No creo –continuó Guerra– que mi actividad merezca el premio, pero recibirlo me ayuda a creer que pertenezco a esos espíritus libres que desde la Institución Libre de Enseñanza hasta la Constitución de 1978 combatieron día a día por construir una España libre, democrática, laica, tolerante, moderna, pionera, abierta y floreciente”.

Fue en este momento cuando Alfonso Guerra se saltó los 44 años que separan la infancia de aquel texto constitucional con la actual madurez de la carta magna para recordar que pese a aquella concordia que presidió su entrada en vigor, la Constitución pasa por un tiempo extraño: “Un tiempo en el que algunos, especialmente los que conforman la elite política y social, actúan y se manifiestan con indiferencia y aun con desprecio respecto a la norma que regula nuestra convivencia”.

Para Guerra, las actitudes contrarias a la Constitución no son una novedad, aunque sí lo es a su juicio la reacción “cuanto menos tibia” de algunos políticos, de algunas autoridades y de otros opinantes de los medios de comunicación. Recordó el premiado que solo tres años después de su entrada en vigor, se produjo el intento de golpe de Estado de los “nostálgicos de la dictadura” y que se saldó con “el enjuiciamiento e ingreso en prisión de los sublevados”.

En este punto enlazó aquellos sucesos con el conflicto en Cataluña: “El último atentado contra la Constitución, léase contra la libertad y la democracia, ha sido perpetrado por el nacionalismo independentista”. Señaló Guerra que el 23-F encontró en la sociedad española una reacción unánime contra los golpistas: “Sin embargo, la violenta ruptura del orden constitucional del independentismo en Cataluña ha tenido una respuesta escasamente constitucional, carente de las exigencias de los principios democráticos.

Es esta situación la que me lleva a alzar la voz en defensa de la Constitución y en defensa de los principios que consagra y que llevaron a sellar un acuerdo que ha proporcionado estabilidad, respeto y progreso”.

Rechazó Guerra, pues, los ataques a la Constitución igual que poco antes Miquel Roca rechazó también las formas de quienes apuestan por cambiarla: “Toda ambición de reforma es legítima. Por eso la propia Constitución permite su reforma, por eso lo hicimos”.

Alfonso Guerra señaló que los protagonistas de aquel “consenso histórico” fueron “los ciudadanos españoles que descubrían el valor de la libertad y empujaban a consolidarla, aunque no tuvo reparos en citar algunas de las individualidades que, a su juicio, tuvieron también una participación especial: “Adolfo Suárez, Felipe González, Santiago Carrillo, el cardenal Tarancón, Fernando Abril Martorell y los ponentes constitucionales, entre ellos Miquel Roca y José Pedro Pérez-Llorca, que da nombre a este premio”.

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