Vaticana, castrense... y muy isleña

mucho más que un templo

La parroquia de San Francisco presentará hoy en el Centro de Congresos un compendio de dos tomos en el que el historiador Fernando Mósig recopila por primera vez la historia del templo

El historiador isleño Fernando Mósig, en su escritorio, rodeado de libros.
El historiador isleño Fernando Mósig, en su escritorio, rodeado de libros. / Román Ríos
Arturo Rivera

San fernando, 20 de enero 2017 - 02:03

Vuelve Fernando Mósig. Y lo hace con su rigor y exhaustividad habitual para reconstruir una nueva parcela de la historia isleña de la que apenas se conocían unos cuantos datos acerca de sus orígenes. Esta tarde, en las instalaciones municipales del Centro de Congresos, se presentará su última obra: Vaticana, castrense e isleña. Historia de la parroquia de San Francisco de Asís (1765-2015). Un completo trabajo de investigación publicado a iniciativa de la propia parroquia en el contexto de la celebración de su 250 aniversario que se ha imprimido en el Instituto Hidrográfico de la Armada y que ahora al fin verá la luz. El acto dará comienzo a las 19.00 horas.

El libro llega como colofón a un nutrido programa de actos que se prolongó hasta principios de 2016 para hilvanar a lo largo de dos completos tomos de unas 300 páginas cada uno de esos dos siglos y medio de historia de la parroquia. Pero no se equivoquen. No es -o no es tan solo- historia de la Iglesia en la ciudad, con todo lo que ello implica. Es historia de San Fernando e historia también de la Marina. Porque este antiguo templo castrense tiene esa triple cualidad: en él se conjugan a la perfección esas tres vertientes, la de la Iglesia, la de San Fernando y la de la propia Armada. En realidad, en La Isla, estas tres facetas resultan siempre difíciles de separar desde una vertiente histórica. De hecho, no deja de ser curioso que la parroquia castrense se erigiera un año antes de que la villa se constituyera como municipio con ayuntamiento propio o incluso tres antes de que se aprobara el traslado del Departamento Marítimo de Cádiz a La Isla de León.

La parroquia de San Francisco se adelantó a todo, al traslado de la Marina y a la constitución del municipio"

"La parroquia de San Francisco se adelantó a todo siempre", advierte Mósig, cuya obra es producto de una exhaustiva investigación que se ha prolongado durante todo un año y que ha buceado en los archivos parroquiales -de donde han salido datos inéditos- y en los fondos del Archivo Municipal y del Archivo Histórico Provincial, entre otras fuentes. También ha echado mano a documentación procedente del Archivo Histórico Nacional con la que Mósig contaba de investigaciones anteriores vinculadas a San Fernando para dar forma a esta historia de la iglesia de San Francisco, la castrense de La Isla.

Quizá donde mejor se plasme esto que viene a poner de manifiesto lo que la parroquia castrense ha supuesto para La Isla es en el listado de hijos ilustres que fueron bautizados en el templo y que figura en el apéndice, un apartado que Mósig incluyó a modo de anécdota pero que prácticamente adquirió vida propia, como él mismo reconoce. En el libro aparecen 65 de estos isleños ilustres cuya vida se vincula a este templo. "Hay de todo: militares y marinos, evidentemente, pero también hombres de letras, artistas, mujeres que destacaron en su época... ", dice Mósig. De cada uno incluye una breve reseña y, siempre que ha sido posible, una fotografía. El caso más conocido, por supuesto es el del beato Marcelo Spínola, pero hay muchos más: Varela, el héroe republicano Fermín Galán, Tomás de Azcárate... Y personajes que darían para más de una novela como Luis de Gálvez y Rodríguez de Arias, "un diplomático y aventurero isleño que llegó a ser el jefe de un efímero estado que a principios del siglo XX se creó en el alto Amazonas, entre Bolivia y Brasil, el Estado Libre de Acre". "Estoy seguro de que este apartado es una de las cosas que más va a gustar del libro acerca de la historia de San Francisco. Y, desde luego, es un tema que hubiera dado para mucho más", advierte el historiador isleño.

Pero la obra -por cierto, su duodécima publicación- abarca, evidentemente, mucho más. El primero de los dos tomos se consagra por completo a la historia del templo desde sus orígenes como hospicio-escuela impulsado por Manuel de Arriaga y Mariana de Arteaga hasta la actualidad. Y pasando, claro, por el convulso siglo XIX, la desamortización, la exclaustración, las revueltas cantonales de la Primera República -"que se cebaron en el templo castrense"- o, más recientemente, las desastrosas consecuencias para el patrimonio religioso de este templo, como ocurrió en otros muchos, que tuvo una errónea aplicación del Concilio Vaticano II.

Eso -explica el autor- nos lleva al segundo volumen que integra la publicación, el que se dedica al patrimonio artístico, el que hoy puede verse en el interior de la iglesia y el que en su día estuvo pero desgraciadamente se perdió. "Hay cosas que desaparecieron y otras muchas que hoy se encuentran en el Museo Naval", advierte Mósig.

Aunque, a pesar de las pérdidas, la parroquia castrense cuenta con tres obras de arte de primera, los tres cuadros -la Inmaculada, San Fernando y San Carlos- que adornan el templo y que son obra de Salvador Maella, pintor de cámara de Carlos III, lienzos que en principio se pensaron para la frustrada parroquia de la población naval de San Carlos, posteriormente convertida en Panteón. "Son, sin duda, las mejores pinturas que existen en La Isla", advierte el historiador.

En el apéndice, Mósig ha incluido también medio centenar documentos inéditos acerca de la que, por cierto, es además la única parroquia vaticana que existe en el mundo. "Es una interpretación particular que se hace del título de pontificia que se le concede en 1926. Por aquellos años se producen los acuerdos entre el Reino de Italia y la Santa Sede para crear la Ciudad del Vaticano como Estado. Así que la adopción del título de vaticana en lugar de pontificia es una forma de refrendar esa adhesión a la Santa Sede y a la nueva figura jurídica que tomaba cuerpo frente al anticlericalismo de la Segunda República, que se instauró pocos años después", explica el historiador.

Es una de las muchas curiosidades que se enumeran en las páginas de esta publicación que, por primera vez, reúne toda la historia de San Francisco, sin lugar a dudas, algo más que un templo de San Fernando.

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