historia | 80º aniversario del bombardeo de guernica

¡Los rojos han incendiado Guernica!

  • Un bombardeo de noticias falsas trató de ocultar que la Legión Cóndor, desembarcada clandestinamente en Cádiz cinco meses antes, había destruido la histórica villa vasca

"Nuestra aviación no pudo producir ese incendio porque no voló ayer. Es una calumnia infamante. No está en nuestro espíritu. Ellos, los villanos, los saqueadores, los marxistas en una palabra, son los únicos capaces de destruir la ciudad más querida del pueblo vasco, la del árbol sagrado". Los periódicos de la España en manos de Franco amanecieron el 29 de abril de 1937 repletos de noticias que eran una misma noticia. Tres días antes, el 26 de abril, hace hoy de aquello 80 años, bombarderos de la Legión Cóndor habían arrasado Guernica. Los aviones arrojaron sobre la villa entre 31 y 41 toneladas de bombas: explosivas, para agrietar las estructuras, e incendiarias, con líquido inflamable que penetraba por las grietas. El resultado: el 85% de los edificios destruidos, sólo un 1% intactos, y entre 126 y 1.654 muertos. El Gobierno vasco, presidido por José Antonio Aguirre, denunció al día siguiente lo que habían hecho los aviones alemanes. Y la respuesta del Gobierno de Franco fue inmediata: "Los vascos y el mundo entero deben saber que Aguirre ha quemado Guernica. No hay más verdad que esta, que es la única verdad".

"Es una indigna patraña y una infamia decir que a nuestro lado luchan compañías alemanas"

No había transcurrido ni un año del comienzo de la guerra. El general Queipo de Llano hablaba todas las noches por la radio desde Sevilla. Es una "indigna patraña" y una "infamia" decir que a nuestro lado luchan compañías alemanas, bramó el general en su charla del 28 de abril, dos días después del bombardeo. "Quizá en la legión extranjera hay algunos alemanes pero no llegan a una docena".

Como otras provincias tomadas por el Ejército sublevado contra la República, Cádiz asistió durante varios días a un incesante bombardeo de noticias falsas y comentarios sobre la destrucción de Guernica, uno de los episodios más conocidos y controvertidos de la Guerra Civil.

Cádiz callaba. Circulaban órdenes estrictas y amenazas. Atenazada por una censura militar férrea y obligada a insertar las noticias que distribuía el Gobierno de Franco, la prensa no podía ni mencionar lo que muchos gaditanos sabían de sobra: que apenas unos meses antes, en noviembre de 1936, habían arribado a la capital, a Puntales, los barcos que transportaban a la Legión Cóndor, el contingente al que pertenecían los alemanes que habían destruido Guernica.

El 18 de noviembre de 1936, los mercantes Berlín y St. Louis descargan en Cádiz 60 aviones He-51 simulados como maquinaria agrícola, señala el tomo sobre la Legión Cóndor del Atlas de la Guerra Cvil Española, de Jordi Barra (Dau, 2016). A lo largo de ese mes, el gran contingente militar que Hitler envía a España para ayudar a Franco va llegando a bordo de una veintena de barcos. El primero es el Fulda, que transporta a 697 militares alemanes y que arriba a Cádiz el 15 de noviembre. Los bombarderos Junkers-52 vuelan desde Alemania a Sevilla vía Italia. Los buques trasladan el grueso de unidades y armamento de una fuerza compuesta por unos 5.000 hombres (pasarán por España unos 16.000) y un centenar de aviones, con un jefe alemán que únicamente recibiría órdenes de Franco.

Antes de ese despliegue, a Cádiz ha llegado más ayuda alemana, la vanguardia de Legión Cóndor. En agosto del 36, recién iniciada la guerra, el Usaramo desembarca (desmontados y embalados en cajas) seis cazas He-51, 10 Junkers-52, cañones antiaéreos y munición. También viajan en él 91 militares nazis camuflados como turistas. En octubre, los mercantes Giargenti y Passages llevan a Cádiz a 267 soldados alemanes (turistas, igualmente), 41 tanques, 20 cañones antitanque, camiones y otros vehículos, gran cantidad de munición... En noviembre, esas tropas se integran en el organigrama del Geschwader 88, la unidad básicamente aérea conocida como la Legión Cóndor.

Tras el bombardeo de Guernica, el 9 de mayo de 1937, Queipo de Llano explica a sus oyentes que el republicano Álvarez del Vayo se dispone a presentar en la Asamblea de la Sociedad de Naciones un dossier para demostrar que Italia y Alemania intervienen en la guerra española junto a los sublevados contra la República. "Pretender decir que fuerzas alemanas combaten a nuestro lado y en contra de los rojos", dice el general, "es simplemente una tontería. Apenas hay unas docenas de alemanes luchando en nuestra Legión Extranjera, que actúa con perfecta licitud. Y es posible que haya algunos más italianos". Muchos gaditanos que escuchan a Queipo de Llano en sus diarias y ya famosas charlas radiofónicas conocen la verdad. Pero la verdad que vale en ese momento es la que decide el general. Por eso el 2 de mayo, tras varios días insistiendo en que el bombardeo de Guernica por aviones alemanes no existió, que es una invención de periodistas a sueldo de los rojos, que es una mentira y una canallada, Queipo ha explicado lo que verdaderamente ha ocurrido en la villa vasca.

Se lo ha contado a él, dice, un teniente de alcalde de Guernica. Los rojos rociaron con gasolina los edificios. Y cada dos o tres casas colocaban una gran cantidad de dinamita. Una mecha pasaba casa por casa. La encendieron y así quedó destruida la población.

Dos días después, el 4 de mayo, el Servicio de Prensa del Gobierno de Franco difunde una noticia con el relato sobre Guernica de un evadido "de las líneas marxistas" que aporta una importante dosis de crueldad al radiado por Queipo: "El lunes por la mañana, los dirigentes bolcheviques obligaron a la población civil a encerrarse en sus hogares y una vez que lo consiguieron, rociaron con bencina algunas casas y poco después, aeroplanos rojos dejaban caer bombas incendiarias".

La prensa de los días siguientes al bombardeo aparece repleta de alusiones a Guernica. Si en algo coinciden los franquistas con los republicanos es en los calificativos sobre lo ocurrido en la villa vasca: un "acto de barbarie", un "espantoso crimen", una "villanía", una "atrocidad", una "destrucción criminal". Queipo, una vez más, pone el listón muy alto. El 28 de abril ha dicho: Aguirre afirma que hemos osado arrasar Guernica, pueblo sagrado para los vascos. "Para nosotros también es sagrado y no podía entrar en la mente de un español digno bombardearlo. Esa ciudad ha sido destruida por los mineros asturianos, como puede comprobarse fácilmente".

Tras lanzarse a calificar de ese modo la destrucción de Guernica, los franquistas no podían admitir su autoría ni la de la Legión Cóndor. Y menos después de proclamar: "No tenemos aviación alemana ni extranjera. ¡Nacional! La noble heroica aviación nacional se pone en lucha constantemente con los aparatos rojos, que son rusos y franceses y que conducen aviadores extranjeros". Por el contrario, los sublevados se emplearon a fondo en una campaña que ya el 28 de abril puso en los periódicos un titular rotundo, "Mentira, mentira y mentira de la españa roja" (con España en minúscula), y algunas perlas, como la de dos días después: "Guernica está destrozada pero la célebre Casa de Juntas y el tradicional árbol están intactos. Con lo que queda plenamente demostrado que nosotros no hemos sido. Si así fuera, naturalmente que se hubiera destrozado lo más histórico del nacionalismo vasco".

"No escuches las Radios enemigas ni leas la Prensa enemiga. Inspírate siempre en el amor a la Patria. Lee los periódicos españoles. Escucha las Radios españolas". Desde diciembre de 1936, la Dirección de Prensa y Propaganda franquista remite a los periódicos desde Salamanca consignas como esta y les ordena publicarlas "constantemente como entrefilets". Los mensajes salpican las páginas en las que hay textos que claman contra "las informaciones mentirosas de los periódicos izquierdistas ingleses". El 30 de abril, la prensa informa de que Guernica, lo que queda de Guernica, ya está en poder del Ejército nacional. Los periodistas extranjeros han sido invitados a entrar en la villa con las tropas de ocupación y a que hablen con sus habitantes.

El resultado de esa visita no puede ser más fructífero. El 3 de mayo, una noticia da cuenta de que los periodistas no han visto señales de bombardeos de aparatos nacionales y en cambio han observado, "indeleble", la huella de los separatistas rojos: canales abiertos en las calles por los que hicieron correr ríos de gasolina para mejor completar su obra destructora. Por la noche, Queipo remata la faena en la radio: los corresponsales extranjeros que acompañan a nuestras columnas, dice, han podido observar que Guernica ha sido incendiada por los rojos.

Los alemanes están indignados. Los gaditanos leen el 4 de mayo que persiste la indignación en Alemania por las falsas informaciones de algunos periódicos ingleses, que atribuyen a los aviones alemanes supuestas atrocidades en el frente de Vizcaya y que mencionan pretendidos desembarcos de tropas alemanas.

Ese mismo día, los franquistas difunden un texto que pone fin al diario bombardeo de noticias sobre Guernica. No es que a partir de entonces desaparezcan las alusiones a lo sucedido pero cesa la avalancha. El texto, que admite una lectura entre líneas, dice lo siguiente: en Guernica ha trabajado durante nueve meses una importante fábrica de municiones y pistolas y no hubiera constituido ningún desafuero que la aviación nacional hubiese tenido a Guernica como objetivo. No se faltaba con ello a las leyes de la guerra; no se contrariaba en nada el derecho de gentes; era un objetivo clásico y militar con una importancia justificadora de un bombardeo. "Pero no fue así".

No hemos bombardeado Guernica pero si lo hubiésemos hecho, bien bombardeado estaría, viene a transmitir el Gobierno de Franco al cabo de varias jornadas de lucha feroz en las ondas y en la prensa. Ha intentado atribuir a los republicanos el desastre provocado por el desmesurado ataque nazi y ha fracasado. Únicamente puede mantener el embuste en la zona que controla. Ante la opinión pública internacional ha perdido esa batalla.

Pero la guerra continúa. Y Queipo de Llano sigue en la brecha. En su charla radiofónica del 14 de mayo, explica a sus oyentes que se ha despotricado mucho al hablar de Guernica y que los judíos, dueños de una gran cantidad de periódicos, trabajan de una manera espantosa para hacer creer a la humanidad entera que los españoles del bando nacional cometen actos salvajes. "Nosotros no hemos cometido ninguno", afirma el general. "Bien sabe Dios que ese salvajismo sólo afecta a los rojos como hijos espurios".

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