En estos días tristes e indignados he oído más de una vez la reflexión que se hace mucha gente a la vez a que la lanza al aire. "Me gustaría saber qué tienen en la mente estas personas que matan de manera indiscriminada en nombre de una religión". Y pienso que no es tan difícil. La solución la tenemos cerca. Se trata sólo de preguntarle a cualquiera de los terroristas que durante décadas ensangrentaron a este país. Que expliquen ellos cómo y por qué razón asesinaron, secuestraron y atemorizaron a miles de hombres, mujeres y niños en nombre de unas ideas que, por supuesto, consideraban las únicas merecedoras de ser defendidas con la muerte de quien se opusiera. Ellos, los etarras, se organizaron para eso y muchos hicieron de su vida esa misión, que no dejaba de ser sagrada bajo su punto de vista. Preguntémosle a ellos. Este país sabe bien de ese sufrimiento, y ellos de cómo y por qué lo provocaban.

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