A esta edad que ya tengo, de verdad que lo que me mata es que me engañen. En parte se necesita de casi toda la energía para que no lo hagan pero entonces, ¿cuánto te queda para vivir? Es que vivir es lo importante, hacer del tiempo que nos queda un parque con sombras y con flores, una puesta de sol, la sonrisa de mis nietos, siempre el mar, la música que suena, el amor… Y ahora está llegando ese tiempo infame del engaño. El que miente, que por supuesto sabe que te miente igual que sabe que tú lo sabes pero no puedes hacer nada, es el canalla del cuadro. Personalidades curiosas estas. ¿Se puede mentir de lo de la campa en donde los terroristas palestinos asesinaron a inocentes que asistían a un concierto? La violencia y el asesinato llevan a negro todas las pantallas. Y a silencio las gargantas. Porque la inmensa mayoría somos personas de buena fe, incapaces de hacer algo así. Pero estamos haciendo ahora un esfuerzo titánico. Porque no queremos que nos mientan y mucho menos con este perdón que no ha sido pedido, sino exigido, este borrado de delincuentes que quieren volver a hacerlo pero mucho mejor, para completar el éxito de una apuesta que significa ruina para todos, nuevo enfrentamiento civil entre españoles. ¿Por el poder? Qué vulgar todo, previsible, infame. Hay una España de la otra mejilla que siempre está recibiendo los golpes de conspicuos canallas. Que por supuesto mienten, saben que están mintiendo y que los otros son tan ingenuos que ni lo perciben. Los otros somos nosotros, que sabemos el juego pero queremos mejor vivir que no vivir en este pánico de que un día se acabe el sosiego y haya que ir a por ellos. Es lo que tiene la mansedumbre cuando se agota. Quizá por esto nos vamos a Barcelona una mañana de sol ardiente para proclamar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo. Aunque la imparable trituradora de verdades que es el agipró nacionalista convierta una muchedumbre en unos cuantos miles, una campa llena de asesinados a sangre fría en una consecuencia de no sé qué. Y mil cohetes en la guerra infinita. Paradoja que en el tiempo de hoy la canallería mentirosa del separatismo se haya unido a lo de Gaza. ¿Quién se antepone a qué? ¿Podemos extraer alguna lección de esta infamia? El dolor con el calor insoportable, más la muerte violenta, dibujan un escenario del apocalipsis. Porque viene mezclado todo. Aunque me queda la duda de si Sánchez tiene alguna duda del daño que podrá hacer lo que quiere hacer aunque al hacerlo haya roto la vida española.

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