El Rey de Oros

Que los creativos de la restauración gaditana le dediquen una pensada a nuestras caballas como al atún

Confieso que siempre fui más de las caballas "Virgen del Carmen", a las que todos llamábamos de Paquiqui, un popular empresario de San Fernando, que de las de El Rey de Oros, las barbateñas. Como atún bueno "el del Consorcio". Y desaparecieron las dos, como casi todo. Pero ahora parece que han llegado los salvadores de la marca de Barbate, que ya lo son de otras principales como las mojamas de atún y demás delikatessen del litoral nuestro de cada día. Ojalá hagan un gran producto con las caballas, que estoy seguro de que lo harán, y sepan lanzarlo al mercado español e internacional con el sello de calidad fundamental. Y una política de precios acertada. Barbate lo requiere, y el conjunto de la provincia. No sé, yo creo que el patriotismo gaditano debe ser esto, que todos seamos ahora de El Rey de Oros como lo somos de la manzanilla de Sanlúcar, el queso de Villaluenga y en general de la sierra gaditana, el aceite bueno de Olvera, Setenil, Espera… Y el vino de Jerez y los barcos de los astilleros de la bahía. Son ejemplos. Siempre fue tiempo de meter el hombro, cada uno con el hombro que tenga. Si con las palabras, con las palabras. Y con todo, ya decía. Porque nuestro futuro no puede ser la nostalgia. Nos convertiríamos en la biznieta de un Almirante que vive la decrepitud de esa memoria. O la fachada de una casa grande, apuntalada, semi derruida, llena de telarañas. Volver a ser lo que fuimos. En esta ocasión, por lo menos, vale como deseo. O sea, gentes industriosas, laboriosas, emprendedoras. Con nuestros yacimientos de riqueza, de jornales. La sal, el mar, el sol, la luz, los caseríos blancos, llenos de arte sencillo, el astillero. La boca para pedir, los brazos para trabajar duro. Y la cabeza para pensar lo que es mejor, que no sea en ningún caso enemigo de lo bueno.

¿Vale el recuerdo de un bocadillo de caballas de Paquiqui en su aceite de oliva bueno? El recuerdo no sólo es la infancia y juventud, es el futuro. Digo que si no es con pan que sea con pimientos asados, no sé, los creativos de la restauración gaditana le dediquen una pensada a nuestras caballas como lo han hecho con el atún, que ya sabes, es una relación en las cartas de los buenos, los mejores restaurantes. Digo que Pepe Monforte estará muy atento. Porque esta elevación al cielo de la calidad de nuestras humildes caballas que llegan saltando en las cubiertas de nuestros barcos, vivas, brillantes, significa recuperar la dignidad del trabajo bien hecho, de lo que fuimos, sí.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios