Con la venia
Fernando Santiago
Zambombá
LA literatura isleña, sic transit, gloria mundi, tuvo un esplendor inusitado, nunca repetido por ningún otro autor isleño, con la obra y en la figura del inconmensurable e irrepetible escritor Luis Berenguer Moreno de Guerra. Luis que había vivido la caza, la pesca y la literatura con pasión, dedicación y talla, ganó el premio de la Crítica y todo lo ganable, y tiene una Biblioteca, calle, placa y premio en esta ciudad, donde sus personajes, Juan Nepomuceno, Quírico Aristizábal, intrigante decimonónico, o Luftholde Crócker, suenan a marina colonial, a Trafalgar, a historia. Mas, advierto de que si Luis comenzara o iniciase su carrera literaria ahora, presumo, estimo, auguro, que no hubiera ganado absolutamente nada y mindundearía por la ciudad, errático y solemne, mandándonos al carall, por hacer algo tripartito.
Por ejemplo, el isleñísimo libro Marea Escorada, con sus velas acuchillando el horizonte, sus luces de enfilación del caño, sus marcas de pesca, sus picafinas corriendo como ratones, su rotido del mar en la roqueda, sus asonancias onomatopéyicas afortunadas y todo eso, presumo que, ni siquiera hubiese sido publicado. Y lo sospecho porque el protagonista es un marinero que viola a una menor y que se casa con ella, de resultas del embarazo con el que consigue parar el proceso judicial y que, más tarde, alcohólico, solo engendra hijos bajo los efectos de la media limeta, ¿ del árabe limma y este del persa nime, media? dispensada en el güichi, ¿de agüichi? con vino pirriaque, de una espirriaca, último prensado que se da a sus restos.
En ese mismo estado sale a la mar, "que es hembra y que sólo quiere machos encima de ella, usted" con el mayorcito a bordo, volcando el bote y matando al hijo, por lo que ahora sí, purga pena en el penal de Puerto.
En Tamatea se "beneficia" a una menor muerta, en el Lagarto, inscrustado en Leña Verde, aparece la desmembración de una res, tras torearla en la plaza, y el señorito Juan Antonio, desbrava mozas por doquier, o lo hizo, según los tiempos narrativos que lleva la novela, y su Lolita ahí es Carmencita la Corza.
Y no ganaría nada porque los asuntos, los temas, los argumentos, son actualmente "políticamente incorrectos", y, me imagino encima la condena social, por istas persistentes, mordido por las bocas de la Isla, plato típico y asaz falaz.
Claro que si nos ponemos así, El Quijote pone a los árabes de gays, afirmando que en el turco en más se tiene y estima un muchacho o mancebo que una mujer por bellísima que sea, de pérjuros, ya que Cide Hamete "jura como católico cristiano", y en boca de Sansón Carrasco, bachiller, pone reflexivamente que "y de los moros no se podía esperar verdad alguna, porque todos son embelecadores, falsarios y quimeristas".
Podríamos afirmar que Berenguer, sus libros, Cervantes y El Quijote ahora tendrían menos futuro que un bolígrafo en un microondas. Pobre literatura, hoy en manos de carajocráticos asesores, talantes menerres y sosas de minufrá, cursis de polietileno y pitiminíes sin catalogar, más tontos que adorar políticos o pellizcar cristales con pinzas de depilar. Así nos va.
También te puede interesar
Con la venia
Fernando Santiago
Zambombá
Brindis al sol
Alberto González Troyano
Mejor por escrito
Cuarto de muestras
Carmen Oteo
Medallas de oro
Monticello
Víctor J. Vázquez
Más allá de la corrupción
Lo último