Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Carrancismo

El Estadio se hizo cuando el Cádiz se arrastraba por las categorías inferiores. Ahora se le ha quedado pequeño

El estadio lo mandó construir José León de Carranza en una época en la que el Cádiz andaba entre Tercera y Segunda y se pusieron de moda los trofeos de verano, cuando las ciudades costeras organizaban festejos para entretener a los veraneantes. José León le puso el nombre de su padre, golpista de primera hora, igual que el hijo, alcalde de Cádiz en 1936 que mandó depurar a los funcionarios desafectos. José León, alcalde más de 20 años, fue un desastre para el urbanismo de la ciudad, con la creación de guetos pero tuvo la visión de una ciudad con fútbol, aunque su impudicia le hizo ponerle al estadio el nombre de papá. Creó también un trofeo de verano con el mismo nombre. Mientras el Cádiz se arrastraba por las categorías inferiores del fútbol español, en verano venían las grandes estrellas para mayor gloria de estadio y trofeo con tal nombre. Con el paso de los años, en virtud de la economía del lenguaje (eso que hace que nadie diga en su hablar cotidiano la paparruchá “vecinos y vecinas” o similares) quedó solo en Carranza. A alguna mente megalómana del PP se le ocurrió en época de Teófila rehacer el estadio con un préstamo pedido por el propio Ayuntamiento y dinero de la Zona Franca, que explotaría los bajos comerciales, como el municipio ha vendido el local destinado a hotel. Se hizo una intensa campaña publicitaria, como era costumbre en la época bajo la dirección del Goebels de entonces, Jorge Moreno, se decía que no iba a costar ni un euro a los gaditanos. Todavía está la ciudad devolviendo aquel préstamo, aunque nadie parece reprochárselo al PP hasta el punto de que el propio alcalde presume de haber participado en que el dinero público se dedicase a que un club privado usase una instalación municipal. Se le puso de nombre “Nuevo Estadio Ramón de Carranza”. El equipo de gobierno anterior decidió cambiar el nombre después de un supuesto proceso participativo lleno de enjuagues y mentiras. Se le puso “Nuevo Mirandilla”, quizás para utilizar parte del letrero que ya estaba colocado. Los bajos se llenaron de comercios, gimnasios, hospitales, oficinas de la administración. El proyecto fue horrendo, metido dentro de uno de los barrios con mayor densidad de población, con una tribuna más alta que los edificios colindantes. Ahora al Cádiz se le ha quedado pequeño y quiere hacer otro, en una ciudad donde apenas hay suelo para sus necesidades de vivienda , empleo y equipamientos. Como Vizcaíno tiene más tiros daos que un indio detrás de una mata, no vaya a ser que el objetivo último sea llevárselo a los terrenos de Delphi, como propuso Arturo Prada y la AVV de La Laguna . Dijo Marx que la historia se repite.

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