Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Afortunadamente. El Carnaval de este año está a punto de finalizar y es hora de hacer balance, aunque el resultado final está clarísimo: desastre absoluto.

Con Kichi en el sillón de Salvochea, como dicen los de Podemos, o en el sillón de San Juan de Dios, como dicen los del PP, el Carnaval sigue siendo una cagarruta grande.

El esquema no varía. Un Concurso eterno cuya única novedad ha sido que el alcalde Kichi ha nombrado a dedo al presidente del Jurado, el escritor Téllez, sin pasar siquiera por la Fundación del Carnaval. El resultado quedó a la vista de todos: triunfo de los grupos más próximos al alcalde y derrota estrepitosa para los demás. Roma no paga traidores, pero Kichi premia a los sumisos autores.

La gran final del concurso fue la digna culminación a tanto desatino. Doce horas de gritos y cursiladas para que el personal terminara dormido en sus butacas o tumbado en las gradas del Gallinero.

Con Kichi en el Ayuntamiento y con sus asesores traídos desde Madrid y pagados desde Cádiz, lo que los cursis llaman batalla de coplas tampoco funciona. El Carnaval en la calle es un simple y vulgar botellón que deja nuestra ciudad con porquería para varios meses.

La solución es muy sencilla. Basta un poco de imaginación y algo de trabajo. Yo les podría dar en este momento tres o cuatro ideas, pero, la verdad, no me apetece.

Yo estoy ya cogiendo sitio en la puerta de San José para ver la salida de la Borriquita.

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