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Análisis

Antonio Morillo Crespo

La tortuga mora y el Ibis eremita

O style="text-transform:uppercase">igo de noche (el transistor en la oreja) que las obras del AVE en Almería quedan abandonadas por renuncia de la empresa concesionaria, harta de esperar, porque llevaba año y medio pendiente del estudio de impacto ambiental de la tortuga mora en aquel trazado ferroviario. Me despierto sobresaltado creyendo oír el crac crac de la rana debajo de mi almohada. ¡Inaudito! Imagínense ustedes el tremendo choque entre un tren de alta velocidad con una rana, que está tranquilamente croando en un charco. Por mucho respeto que me produzca la tortuga, yo presumo de ecologista, (como recordatorio y detalle, todos los días echo a los gorriones las migajas de mi tostada del desayuno) no puedo comprender que sean tan flojísimos los del dictamen, ocasionando tamaño perjuicio a una provincia. Una cosa es el ecologismo y otra la exageración. Ejemplo... por estas tierras se ha hecho una importante inversión en restablecer el Ibis eremita, en los Picachos de la Barca, un pájaro que estaba por aquí hace 500 años cuando el rey Boadil entraba en la pubertad allá en la Alhambra granadina. Campaña que me parece meritoria. Pero sin embargo hay ojos ciegos a la enorme y espectacular epidemia de grajos, que están arrasando todas las aves canoras e insectívoras que existen, destruyendo y comiéndose los huevos de los nidos, ... cucamata, gorrión, abejoruco, colirrojo, verdor, tumba carreta o pechuguín, jilguero, triguero, ruiseñor... Ya conté un día, como estuvo toda una noche un ruiseñor en la copa de una araucaria cantándole a la hembra, mientras incubaba los huevos, dejando alucinados y maravillados con su canto a todos los vecinos del lugar. ¡Asombroso! Pues nada, que los almerienses sigan en tren de carretas y los grajos hechos los dueños y mientras que vivan el Ibis eremita y la tortuga mora.

P.D. Una constancia. Mi crítica no es interesada políticamente ni un pelo. Desde mi rincón del Diario sólo pretendo concienciar y procurar que no aumente el trabajo para el desfibrilador de tontos, que narra todos los días Carlos Herrera por la mañana en la radio.

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