Menuda se ha liado en el PP local, ríos y ríos de tinta explicando el problema, muchos medios reflejándolos, cada uno con su línea editorial y un solo protagonista, Germán Beardo, al que los dimitidos califican como un autentico "trepa" que a codazos y a traición se ha situado a la cabeza de una lista que pretende nada más y nada menos que la Alcaldía portuense.

"Cuando el río suena agua lleva", que dice el refrán, y cuando los mejores concejales que ha tenido el PP en sus nefastos ocho años de gestión, llámense Gonzalo, Raúl, Mariola y Leocadia, para mí, los únicos que se salvan de la quema, dimiten y se marchan es que algo andaba mal, y las dudas nos las despejó un escrito de Raúl Capdevilla en el que se explicaba punto por punto el historial conspirativo de Germán Beardo y de la panda de la que se ha rodeado.

Pero de qué nos vamos a extrañar cuando de este portavoz de la oposición su única labor para construir El Puerto era darle estopa diariamente a David de la Encina, alcalde legítimamente electo por mucho que le pese.

Me hace mucha gracia oír hablar de democracia a personajes que jamás han creído en ella como es el caso de Javier Bello, otro de los grandes beneficiados en esta lucha de poderes. El señor Bello, de profesión insultador oficial en las redes sociales, al principio y como no podían ser de otra forma de manera anónima y ahora, una vez que está protegido, con nombre y apellidos, es el nuevo secretario del PP local. Hay que ver hasta dónde llega la ceguera de algunos a la hora de subir gente a la poltrona.

Un ciudadano trepa que deja a sus compañeros tirados en su beneficio y que manipula a un comité local y que resucita en beneficio propio a uno de los más grandes carcas que ha tenido el PP local como es Aurelio Sánchez no puede ser alcalde El Puerto.

Además de tratar de entorpecer cualquier iniciativa municipal, mienten como bellacos para apuntarse éxitos que solo están en sus pensamientos, como es todo el affaire de la Plaza de Toros.