Todo empezó hoy

Aquí se escribió y aprobó el Decreto de Libertad de Imprenta y empezaron las negociaciones para declarar solemnemente que el objeto del gobierno es la felicidad de los ciudadanos y que España no podría ser de ninguna familia ni persona, sino de los españoles

No habíamos hecho nada, absolutamente nada. Estar ahí. Digo entre Cádiz y el principio de la frontera con la España ocupada por los franceses napoleónicos. Estar ahí, había sido la causa por la que Fernando VI y Carlos III apostaron por esta geografía guarnecida por dos mares, dos salidas de escape. Y poseer suelo suficiente para una Población Naval. Y se hizo, y eso cambió por completo nuestra situación como Real Villa, el retrato económico y social de lo que había sido durante muchos años el pago de regalo de las grandes familias gaditanas, el recreo de Cádiz, las feraces huertas que proveían de verduras y frutas a la ciudad a la que le tocó la Lotería de América, la puerta de Europa hacia el nuevo continente. También el estar ahí fue la causa para que las Cortes, reunidas apresuradamente en Cádiz, para elaborar una Constitución, se desplazaran a la Isla cuando una epidemia alarmó a los gaditanos. Tiempos convulsos aquellos en los que la ciudad se pobló de militares en armas dispuestos a entregar hasta la última gota de sangre por la Patria. Tuvo lugar un día como hoy, 24 de septiembre de 1810. Los diputados se vinieron a la Real Isla de León, se aposentaron como pudieron en un pequeño caserío lleno de escasez y se dispusieron a la defensa de la Nación, al establecimiento de unas Cortes constituyentes y al gobierno del Estado. Da vértigo este hecho singular, inédito en toda la historia de los españoles, que ya era multisecular. Vinieron de lo que entonces se llamaba “la España de ambos hemisferios” dispuestos a escribir los renglones de la convivencia y el gobierno. Y en la Real Isla empezaron a escribirlos, concretamente en el Teatro de Comedias, un modesto edificio a un pequeño paseo desde la Iglesia Mayor. Aquí se escribió y aprobó el Decreto de Libertad de Imprenta y empezaron las negociaciones para declarar solemnemente que el objeto del gobierno es la felicidad de los ciudadanos y que España no podría ser de ninguna familia ni persona, sino de los españoles. Y como esto la maravillosa Constitución de Cádiz, que se promulgó el 19 de marzo de 1812 en el marco incomparable del Oratorio de San Felipe Neri.

Sonaban los disparos de la fusilería en los baluartes del caño de Sancti-Petri, en la parte de allí del Puente de Zuazo cuando todo esto ocurría en los espacios constituyentes. Hasta que los napoleónicos dieron por perdida la batalla y se fueron, dejando expedito el territorio español hasta la frontera de Irún. Fue un alarde. Finalmente pudo volver El Rey y ponerse de pie el cuerpo de la Nación, con su Ley Nueva y su futuro que empezaba tras esos años terribles. Empezó hoy, 24 de septiembre. No deberíamos olvidarlo nunca.

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