Conste que el honor fue mío. Haber sido jurado del XVI Certamen Literario de Relatos Cortos, Sor Aguilar, ha sido una experiencia gratificante por varias razones. Primero porque a esta hermana la conocí de pequeña en el Colegio del Niño Jesús de la calle Cielo. Fue colegio de mi madre y el primero de mis hermanas y mío. Allí fui testigo de ese continuo: "ir implicándose en todo tipo de obras sociales…" y preguntándome desde mi infancia en los recreos, cuando la veía pasar arrastrando sacos de patatas, si no se cansaría nunca. Era la sor que conducía una furgoneta enorme, la que buscaba por los campos productos a mejor precio, la que proyectaba cine los sábados para sacar algo de dinero y además, Sor María Aguilar era amiga de mi madre.

Que la Comunidad Educativa del Colegio Luisa de Marillac decidiera, como forma de homenajearla, crear este certamen ha sido todo un acierto y poder ocupar el lugar de don Antonio Muñoz Cuenca, un honor.

Deseo dar las gracias a los alumnos de Secundaria y Bachillerato participantes por sus relatos. Comprobar la cantera de buenos escritores jóvenes, como maestra, me llena de orgullo. Mi enhorabuena a los seleccionados. Y a los que no, todo mi respeto. Quiero recordarles que si don Miguel de Cervantes supiera todos los países que han llegado a visitar don Quijote y su escudero, estaría eufórico. No importa no ganar. Importa hacerlo bien. Lo mejor que cada uno pueda. El éxito es tan relativo como el gusto del jurado.

Quedan dos agradecimientos importantísimos. Primero, a los padres que han sabido apagar la tele y sentarlos a leer, porque no hay buenos escritores si antes, no han sido buenos lectores. Mi aplauso a las bibliotecas escolares. Segundo, a las cientos de horas que los profesores, especialmente del área de Lengua, han tenido que pasar, desde la primera infancia, corrigiendo copias, esquemas, resúmenes, redacciones y relatos hasta conseguir las calidades encontradas. Es la demostración de que educar es obra de equipo. Un trabajo apasionante que exige más horas de las que se pasan en los centros. Estos docentes entregados merecen nuestra gratitud.

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