Que el Cádiz haya llegado a la primera eliminatoria del "play-off" para el ascenso a la máxima categoría del fútbol nacional es para estar más que satisfechos. Caer en esta primera fase no es para estar defraudados, ni para rasgarse las vestiduras. Ni mucho menos. Su rival, el Tenerife, no fue superior en los dos partidos disputados, lo cual debe ser un consuelo para el cadismo… aunque de lo que se trataba era dar un paso adelante y plantarse en la siguiente, y definitiva, eliminatoria contra el Getafe. Pero no pudo ser, porque a veces la suerte nos es ajena. Quedó muy clarito, sobre el verde tapete del Heliodoro Rodríguez López, que el equipo de Álvaro Cervera jugó más y mejor que su rival, que pasó a la siguiente ronda por haber quedado clasificado por encima del Cádiz en la Liga1/2/3, circunstancia que fue la que decantó el duelo a favor de los isleños. Sólo este "detalle" permitió seguir adelante al Tenerife. Porque por oficio, dominio, juego y hasta ocasiones los amarillos hicieron méritos para no caer. Pero la maldita norma se impuso y contó la clasificación en la que habían quedado en la competición liguera. De cualquier manera, este Cádiz 2016/17 llegó más lejos de lo que se preveía allá a finales de agosto, y por ello ha sido bonito mientras duraron sus esperanzas de ascender a Primera División. Consecuentemente, hay que proyectar el Cádiz de la próxima temporada. Replantearse la plantilla que se tiene, dar de baja a aquellos jugadores que menos rindieron y cubrir con fichajes solventes la nueva etapa. El espíritu ganador del Cádiz actual debe ser una buena referencia. Y acertar con lo nuevo. Esa es la cuestión. O sea.

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