Turismo Cuánto cuesta el alquiler vacacional en los municipios costeros de Cádiz para este verano de 2024

Análisis

Juan Martín Bermúdez

Lluvia de irresponsables

Las agencias de noticias, redacciones de medios de comunicación, cadenas de televisión y periodistas no dan abasto estos días cubriendo las historias que han dejado atrás las últimas lluvias. Los políticos se afanan en buscar la foto más impactante junto a los afectados y compiten entre ellos buscando el escenario más propicio para alimentar el morbo, la compasión... y ocultar su inoperancia.

Los vecinos sufren las consecuencias de la irresponsabilidad de quienes sólo buscan el titular, la portada o la fotografía que les mantenga vivos en el circo mediático en el que se ha convertido España. Un enorme plató de televisión con 505.990 km² de superficie y 46.438.422 de "extras".

Todos somos partícipes de este espectáculo: unos por obviar la vasta legislación que obliga a respetar ramblas, arroyos, cauces y ríos, llanuras de inundación, zonas de servidumbre y de dominio público hidráulico o marítimo-terrestre, otros por pretender ser más listos que nadie construyendo en zonas prohibidas u ocupando para el cultivo terrenos demaniales, y otros por no poner freno a este despropósito haciendo cumplir la legislación vigente.

Tras la tempestad vuelve ahora la calma y comienza la competición para quedar bien con los damnificados, buscando la anuencia de una sociedad anestesiada que ya simplemente se conforma con una declaración de "zona catastrófica" y una lluvia de millones para consolidar el desastre previo a las consecuencias del desastre. Volver a empezar sin corregir el problema y así esperar a la próxima riada. Con suerte, pronto olvidarán de qué -y quién- causa sus males.

Al igual que los incendios se apagan en invierno, las inundaciones se previenen con una adecuada planificación y disciplina urbanísticas. En el plató sociopolítico actual, los incendios se pretenden controlar en verano con presupuestos millonarios, dotaciones de medios espectaculares y profesionales como la copa de un pino que se juegan la vida desde que suena el primer aviso. Pero no se trabaja en promover la gestión y aprovechamiento diario del monte, el manejo tradicional del medio por parte de la población rural, el pastoreo o la limpieza de biomasa.

La mayor parte de los daños provocados por las últimas lluvias eran evitables simplemente cumpliendo con lo establecido en la legislación sectorial y atendiendo a los estudios hidrológicos de obligado cumplimiento en la redacción del planeamiento urbanístico de nuestros municipios, que identifican las zonas inundables asociadas a periodos de retorno en estudios llevados a cabo por autoridades competentes en materia de aguas, ordenación del territorio y protección civil.

Pero es más rentable políticamente hacer caso omiso de las leyes que sólo reivindicamos para el adversario y anunciar a bombo y platillo una visita a las zonas afectadas. Total, con la firma de un decreto y un puñado de millones se olvidarán pronto de que aquí, hace mucho tiempo, no manda nadie.

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