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Análisis

TIto Valencia

La Isla abre sus ventanas

Los archivos de la ciudad no pueden permanecer más tiempo escondidos y maltratados

Alo largo de su historia, esta ciudad no ha sabido conservar su patrimonio. Todo, o casi todo, se ha movido alrededor de la marina. Lo civil era secundario en esta ciudad. Hoy el gran patrimonio que nos queda pertenece al estamento militar. Es lo que yo denomine en uno de mis últimos análisis La desamortización de La Isla. Pero ha sido una desamortización sin orden ni sentido. Se ha destruido en nombre de una modernización inexplicable y caótica. Y además, con la complicidad de la ciudad.

Pero últimamente existe un movimiento cultural de diversos orígenes en la ciudad que está haciendo un gran trabajo, recuperando parte de la historia de esta ciudad, investigando su patrimonio y haciéndolo público. Es, era, La Isla monumental. Es La Isla que tuvo y no retuvo. Es La Isla que se ha dejado arrebatar su historia, destruyendo su arquitectura, lugares emblemáticos, dispersando sus archivos históricos, dejando marchar su patrimonio sacro, importantes imaginerías. Todo esto lo estamos recuperando, aunque solo sea de una forma teórica, a través de diversos colectivos o asociaciones que están sacando a la luz toda la información que permanecía escondida en el tiempo y que carecía de importancia para la ciudad. Felizmente hoy se saca a la luz. Se sabe admirar su importancia.

Reconocimiento especial para el Güichi de Carlos que a través de sus programas, comenzó a dar vida a una ciudad que había existido y que permanecía oculta, desconocida para muchos. De estos programas hemos aprendido a amar un poco más a la ciudad, nos ha enseñado a tomar conciencia de la importancia de mantener nuestra identidad. Hemos conocido otra ciudad. Y en este último año la Academia nos ha ilustrado con su grandísima programación todo un repertorio de lo que fue la ciudad. Historia perdida, arte perdido, archivos perdidos y en muchas ocasiones localizados en otros rincones. Asistí hace unos días a la presentación de un libro que nos ilustraba de otro patrimonio que se perdió pero que también desconocíamos. Era, al mismo tiempo, historia de lo que se perdió y de lo que queda. Con un trabajo de investigación importante de Fernando Mosig,, nos relata lo que fue el convento de los franciscanos. La grandeza que tuvo y lo que queda, lo que se perdió y lo que se quedó. Y lo que se fue a otros lugares y que se debería intentar que volviera a su lugar de origen. Por cierto, existe todavía el claustro del antiguo convento, pero que está en manos privada.

Y con esto quiero recordar que hablamos y nos lamentamos de lo que perdimos, pero lamentablemente existe gran parte del patrimonio de la ciudad que está a punto de perderse. Y está en la memoria de todos. Recuperamos el Castillo, pero nos queda mucho por recuperar y lamentablemente el tiempo juega en contra de su mantenimiento. Y yo tengo una obsesión, los archivos de la ciudad. Estos no pueden permanecer más tiempo escondidos y maltratados. Es urgente su rehabilitación y exposición pública. Si es que nos importa algo.

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