Dice el biólogo E. O. Wilson que si todas las personas del mundo alcanzaran el mismo nivel de consumismo de los estadounidenses, se necesitarían cuatro planetas más como la Tierra. Entonces lo lógico sería reducir el consumo, ya que no disponemos más que de una Tierra para compartir. Sin embargo, no solo se incita a consumir en exceso, sino que el indicador de salida de la crisis es, precisamente, el consumo. Es una carrera sin ganadores o, más bien, con ganadores que hacen trampas, porque el actual crecimiento económico solo beneficia a quien más tiene. De este modo, según denuncia Oxfam, ocho personas concentran la riqueza equivalente a la mitad más pobre de la población mundial (3.600 millones). Pero seguimos como borregos sus pautas porque nos creemos la falacia de que es más moderno y avanzado el estilo de vida que nos proponen, cuando en realidad nos implantan un patrón engañoso que incita a consumir agresivamente a cambio de una inexistente felicidad que solo existe en su publicidad. Y es que no es más feliz quien más tiene. Ya lo sabía Antístenes (siglo V a. de C.) cuando decidió prescindir de todo lo superfluo, ya lo sabía San Agustín, ya lo sabía Tolstoi (La camisa del hombre feliz), y lo sabe M. MacDonnell, reciente ganadora del "Nobel de los profesores" por haber mejorado la vida de una población inuit del Ártico de 1300 habitantes con un altísimo índice de suicidio entre los jóvenes. Esta profesora en 2 años vio cómo 10 jóvenes se quitaban la vida. Investigó las causas y encontró que la "civilización" que sobreexplotaba sus recursos naturales estaba acabando también con su tradición y cultura. A cambio, dejaba un rastro de insatisfacción y drogas. Encontró la cura en la vuelta a lo natural, en la concienciación del entorno, en la recuperación de sus tradiciones y cultura. Salieron del patrón en el que no encajaban y recobraron su estilo de vida. Así, esta profesora les ha devuelto su identidad y, de paso, han transformado la vida de la comunidad. Parece que todavía estamos a tiempo. La educación, la conservación del medioambiente y el consumo responsable ofrecen una esperanza. Aunque a veces parezca que nadamos contracorriente.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios