Análisis

José luis ortiz

Comisiones ocultas a las renovables

El rejonazo de 91 millones que la CNMC acaba de imponerle a los 4 principales bancos nacionales, va a ser nada comparado con la avalancha de demandas que se están preparando en los tribunales, y menos aún con el agujero en sus cuentas que la banca ha perpetrado a las empresas de energías renovables (fotovoltaicas y eólicas) que han perdido hasta la camisa: Vapat, Melia Roca, Renovalia, Fenosa Wind, etc.

¿Qué ha sucedido? Todo comenzó en los peores años de crisis, cuando en pleno auge de las renovables, la banca se tiró en plancha a la piscina para financiar los proyectos con apalancamientos bancarios que rondaban el 80% de la inversión. Aquello era un chollo, puesto que la nueva regulación prometía unos ingresos garantizados a los inversores de renovables que atrajo a la banca, porque a priori estaba garantizado la recuperación del préstamo desde el BOE, aunque finalmente tampoco fue así.

Y lo más extraño, y ahí está la trampa, la mayoría de estas empresas optaron por un préstamo sindicado de los 4 grandes bancos al alimón. Los bancos, que no son tontos, condicionaron la concesión de la financiación a la contratación de un SWAP, una especie de seguro de fluctuación de tipos de interés que le cubriera ese riego. ¿Dónde estaba el problema? Muy sencillo: si los tipo de interés subían, el empresario iba a tener muy difícil devolver el crédito, así que, por exigencia de la banca, debía contratar al tiempo un SWAP o derivado, que le aseguraba que nunca pagaría más de un tope de interés -un techo-, pero tampoco por debajo de un umbral -una clausula suelo-.

Eso sí, el SWAP iba aparte del crédito sindicado y se les aseguró que se les ofrecía a precio de mercado. Mentira cochina según la CNMC, que ve probado que los 4 bancos se ponían de acuerdo en secreto y a hurtadillas, con alevosía y nocturnidad, para elevar artificialmente el precio del seguro de cobertura. La técnica del engaño fue de película de Torrente: en los días previos a la firma ante notario, los traders de tesorería de los 4 grandes bancos hablaban y se confabulaban entre ellos para pactar el crujío al pobre empresario y hacían el reparto de cromos. Llegaban a notaria con el cliente para firmar y hacían el paripé llamando por teléfono en directo, delante del cliente y del notario, a los ejecutivos de tesorería de sus entidades para sondear "las condiciones del mercado" y fijar el precio final del SWAP. Uno tras otro iban causalmente comunicando el mismo tipo de interés y el cliente se lo tragaba, y asumía que ese precio era el real del mercado y firmaba como el que firma un acto de fe.

¿Cuántos picaron? Como decimos en Cádiz, hasta el apuntador. Cientos de empresarios de renovables fueron estafados. Sobre todo porque estamos hablando de aquellos años -2010 y 2011- en que los bancos parecían que le hacían un favor a las recesión española al avenirse al afirmar juntos un crédito sindicado. Y a argumentos del tipo 'no dude que este SWAP le va a proteger porque hay mucha volatilidad…'

Los bancos han pedido a CNMC que no publiquen ni los correos ni los audios grabados para no crear alarma social por lo ofensivo y peligroso para el sistema que sería escuchar cómo se refieren los ejecutivos de banca a los clientes a los que iban reventar a comisiones ocultas. Además, en su frenética carrera, fueron subiendo el margen a media que avanzaba la crisis. Ya les vale… vergüenza, vergüenza y más vergüenza.

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