A La Isla llegó a finales de la década de los 40 con toda la familia. Su padre, abogado, había conseguido la plaza de secretario del Ayuntamiento y hasta aquí se vino toda la familia, originaria de Lugo. Fue entonces cuando comenzó su prolífica labor docente como profesora en las Carmelitas, la Compañía de María, las Esclavas de Cádiz, el casi mítico Patronato de Enseñanza Media Rafael Estrada Arnáiz, los institutos Isla de León y Wenceslao Benítez...

María Adela Gayoso Cancela pasó prácticamente por todos los centros de secundaria que había por entonces en San Fernando a lo largo de una extensa carrera que -ella misma echa las cuentas- tuvo que rondar los 50 años. "Media vida", dice. Así que fue inevitable que por sus clases pasaran varias generaciones de isleños que todavía hoy la recuerdan con un gran cariño. No es extraño tropezarse con alguno de sus antiguos alumnos -hay marinos, médicos, abogados, profesores, escritores...- que la mencionan con orgullo: "A mí me dio clase María Adela Gayoso", afirman. Es toda una institución a pesar de los años que lleva retirada de la docencia. Con algunos de estos antiguos alumnos todavía mantiene el contacto esta veterana profesora. Le tienen una gran estima porque dejó huella en la educación isleña a lo largo de varias décadas. Su figura casi que vino a personificar ese sistema educativo que hoy muchos no pueden sino añorar y recordar con nostalgia: la vieja escuela, necesariamente ligada a esa Isla de tiempos pasados que tanto se recuerda.

Esta semana, María Adela Gayoso ha cumplido la cifra redonda de los cien años. Ha sido una celebración sumamente discreta, que ha pasado en familia, en casa y rodeada de los suyos: una misa por la mañana en la Iglesia Mayor, visitas, besos, felicitaciones, ramos de flores... En realidad, nunca le ha gustado mucho esto de cumplir años, advierten en su casa. Ni siquiera quería que se celebraran. Prefiere "descumplirlos". Siempre ha sido una mujer de mucho carácter.

"Al principio impresiona un poco esto de cumplir cien años. Pero luego... bueno, pues solo son dos ceros", afirma María Adela al referirse a un aniversario que afronta con suma serenidad. "Creo, de todas formas, que cumplir cien años estando como estoy no es ningún defecto", apostilla en broma. Aunque lo cierto es que María Adela Gayoso, recién cumplido un siglo, se encuentra estupendamente. Sale a diario a la calle, lee, pasa los veranos en su Galicia natal con la familia y asegura estar al día de todo lo que acontece. "Estoy en la actualidad", dice.

Y, evidentemente, no puede sino recordar los años que dedicó a la docencia, su gran pasión. "Me gustaba enseñar", advierte. Y sus clases -explica- se regían por el método más clásico. "Siempre he sido de la vieja escuela. No sabía hacerlo de otra forma", apunta. Básicamente, ella hablaba, exponía el tema con la ayuda de algunas notas para no perder el hilo, y los alumnos escuchaban y tomaban apuntes. Algunos, hoy, le dicen que era muy fácil estudiar con ella, que bastaba con prestar un poco de atención en clase y repasar luego un poco. Eso dicen.

María Adela, que estudio Filosofía y Letras en Madrid cuando apenas unas cuantas mujeres se sentaban en las aulas universitarias, impartió a lo largo de su vida laboral prácticamente todas las asignaturas de Humanidades: lengua, literatura, historia, geografía y, hasta en cierta ocasión, latín y griego. Su materia predilecta, reconoce, ha sido siempre sin embargo la historia del arte. Le encantaba. También fue "casi siempre" jefa de estudios, recuerda.

Con La Isla -sostiene- ha tenido una relación muy especial, aunque siempre mantuvo también los lazos con su Galicia natal y con Madrid, ciudad que considera su "tercera patria". "No sabría decirle si soy más gallega, andaluza o madrileña", advierte.