La familia de un menor de ocho años de La Isla se ha enfrentado a la Delegación Territorial de Educación para exigir el traslado de su hijo a otro colegio al afirmar que ha sido víctima de acoso escolar por parte de compañeros de cursos superiores en el patio del centro durante el recreo.

El menor en cuestión lleva mes y medio sin acudir a clase y, según el testimonio ofrecido por su abuelo, se niega a ir al colegio por miedo. La familia dispone de informes médicos de psicólogos, psiquiatras y pediatras que recomiendan dicho traslado a tenor del problema que presenta el niño y advierten a sus padres de que el pequeño -dado el problema que presenta y su delicado estado emocional- debe estar vigilado constantemente. De ahí que hayan optado por no llevar el niño al colegio desde el pasado mes de noviembre. Desde entonces insisten a Educación en la necesidad de trasladar al niño de centro para que pueda empezar de cero en otro colegio. Incluso, advierten, existen plazas disponibles en otro centro cercano, lo que solventaría la situación.

Por su parte, la Delegación Territorial de Educación niega que se haya dado un caso de acoso escolar. La denuncia -un problema que se remonta al curso pasado- fue investigada en su momento siguiendo el protocolo establecido, aunque se determinó que no se trataba de un caso de bullying. Por eso se niega a autorizar el cambio de centro a mitad de curso, puesto que éste solo se admite en caso de que se demuestre que ha habido un caso de acoso u otras circunstancias de extrema gravedad (víctimas de violencia de género, por ejemplo).

En este sentido, la familia insiste sobre todo en el problema que tiene el niño, con independencia de que no se considere que haya habido acoso, para afirmar que la única solución posible para que el menor pueda recuperar la normalidad pasa por el cambio de centro.