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San Fernando

Colectivos defienden Punta Cantera como bien público y de interés cultural

  • Indignados por San Fernando considera que la actividad económica en la zona de Fadricas es compatible con la protección de su patrimonio, pero siempre gestionada desde una perspectiva de interés público

órico en Punta Cantera (polvorines de Fadricas) no está enfocado a cercenar la creación de actividad económica en dicho territorio, sino a defender su naturaleza de patrimonio histórico y, ante todo, su necesaria gestión desde el interés público”. Son las rotundas palabras de Miguel Ángel López, promotor de este documento, quien deja claro que “los terrenos constituyen un bien que pertenece solo a los ciudadanos, por lo que nunca deben ser gestionados por entidades que den prioridad a su explotación económica sobre el servicio ofrecido a la población”.

Estas reivindicaciones se pusieron de claro manifiesto el pasado domingo cuando un grupo de ochenta personas participó en una marcha por las inmediaciones de Punta Cantera con el objetivo de exigir una figura jurídica de protección para el conjunto histórico. A esta iniciativa, promovida por la asamblea Indignados de San Fernando, se unieron particulares concienciados con la causa, así como diversas asociaciones y formaciones políticas ya que, como dicen los indignados, “cualquier partido puede asumir la filosofía del manifiesto”.

Durante la visita, López ilustró a todos los presentes mediante un repaso histórico sobre cada uno de los elementos que forman el conjunto. Entre ellos, los populares polvorines de Fadricas –veintiséis construcciones de distintas características arquitectónicas edificadas en un periodo que abarca desde la primera mitad del siglo XVIII hasta los años setenta del pasado siglo XX–. Una muralla, un embarcadero conocido como ‘de la casa blanca’ y un espigón denominado en los documentos como ‘Muelle para la pólvora de su majestad’ –todo ello de época dieciochesca– completan un legado que esta entidad se resiste a perder en pro de intereses políticos poco concienciados con la importancia histórica del enclave.

“El objetivo de tal evento era dar a conocer a los ciudadanos su propio patrimonio, paso previo para lograr que éste empiece a ser respetado”, afirma Miguel Ángel, que además destaca la multitud de posibilidades que ofrece el sitio histórico como baluarte de ocio y cultura. En efecto, las instalaciones podrían acoger museos relacionados con las funciones históricas del lugar o sedes destinadas a asociaciones artísticas. También podrían crearse establecimientos de hostelería –siempre integrados en un marco de preservación medioambiental– o albergues que fomenten el ecoturismo en Punta Cantera. “No obstante, nuestro objetivo no pasa por definir el uso en sí, sino evitar que dicho uso ponga en entredicho el carácter público de un paraje que debería ser disfrutado por todos los isleños, y conservado como herencia nuestra que es”.

De lo que no cabe duda es del rechazo de los colectivos manifestantes al proyecto que barajan actualmente las administraciones competentes y que defiende la construcción de 1.500 viviendas en una zona teóricamente protegida por la ley de costas. Este modelo, actualmente el que encabeza las opciones por parte de la administración, recuerda a casos anteriores como el de las torres de la Casería. En cualquier caso, no sería la primera vez que vestigios de la historia quedan sepultados bajo obras civiles de envergadura, como la necrópolis de Camposoto o la batería de Alburquerque.

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