Provincia de Cádiz

La otra 'batalla' de Trafalgar

  • La Junta da vía libre a la construcción de dos hoteles en la trasera del tómbolo en un momento en que los inversores no tienen prisa

Son 300.000 metros cuadrados. Limitan con un camping a un lado y con el antiguo núcleo de Zahora al otro. Muy cerca está un colegio rural con un aula prefabricada adosada impropia de la enseñanza pública española en 2010. Esos 300.000 metros cuadrados son el centro de una batalla que casi ha alcanzado la década en un lugar que ya no es el que era entonces... ni la economía es lo que era entonces. Esos 300.000 metros cuadrados, ocho años después, con el fondo del faro de Trafalgar, ya están listos para digerir ladrillos, para sostener hoteles. Pero ahora los ladrillos y los hoteles no tienen prisa.

Cuando en 2002 una de la principales cadenas de touroperadores de Europa, la alemana Tui, se fijó en este enclave para instalar uno de sus proyectos conocidos como Club Robinson, hoteles de lujo alejados del concepto 'gran resort', con cierto tinte aventurero, Los Caños ya tenía gran popularidad. La Guardia Civil organizaba batidas para combatir las acampadas ilegales y todo apuntaba a que era algo que se empezaba a ir de las manos a su alejado municipio, Barbate, sin capacidad para ordenar ese territorio ni dar los servicios necesarios. La opción Tui, a la que posteriormente se unió la cadena Hipotels, parecía ser un balón de oxígeno, con una apuesta de 600 camas que supondrían 300 empleos para un pueblo en el que la pesca se ha vuelto residual y cuya posición, rodeada del mar, el parque natural de La Breña y terrenos militares hacen imposible su expansión. Desde 2002 hasta ahora, la situación económica de Barbate no ha hecho sino empeorar, pero a principios de la década eran años de bonanza y todos pensaban que tenían derecho al reparto del gran pastel. Ahí empezó una larguísima tramitación urbanística sobre esos terrenos.

Los 300.000 metros cuadrados son propiedad de la familia Castro, muy conocida en Barbate y Vejer. En la actualidad son diez hermanos que cuentan con un preacuerdo de venta pendiente de ejecutar dependiendo de las plusvalías que generaran los futuros hoteles. La portavocía de la familia está a cargo de Patricio Castro, agricultor, con el que este medio no pudo contactar para conocer el estado de las conversaciones. Esta negociación ha sido uno de los grandes obstáculos para que, desde que en 2006 la Junta hiciera urbanizables los terrenos poniendo una serie de peros, Barbate haya podido entregar el documento que aprobó definitivamente Obras Públicas a finales de julio. En él, Barbate garantiza que nunca se permitirán apartamentos, que los hoteles no generarán el efecto pantalla, permitiendo la visión del faro desde la carretera, y que sólo se edificara un 0,15% del terreno total, es decir, 45.000 metros cuadrados, dejando el 60% para espacios libres.

Pablo Lorenzo, delegado de Obras Públicas, justifica estas restricciones apelando a que se trata de una zona muy sensible del litoral. "Era imprescindible que el desarrollo económico en esa zona, que nosotros deseamos, fuera compatible con el uso público y la conservación de un espacio privilegiado como es el tómbolo".

Pese a ello, a las asociaciones de vecinos de Zahora y Caños esta protección no les dice nada: "Van a construir hoteles en terrenos de alto valor ecológico. Allí disfrutarán de de los servicios básicos de agua y saneamiento, mientras los vecinos seguiremos sin ellos", afirma José Antonio Mármol, portavoz de estas asociaciones.

Pero no está tan clara esta predicción. A Hipotels hace tiempo que no le salieron las cuentas -la Junta redujo en un principio hasta 37.000 metros edificables los 145.000 metros iniciales- y se retiró del proyecto destinando la inversión, unos 60 millones de euros, a un hotel en Conil, en el que no tendrían que sortear tantos obstáculos, y otro en México. De hecho, según el Ayuntamiento de Barbate, ha vendido su opción a otra cadena hotelera, cuyo nombre no se ha querido desvelar. Tui sigue presente, pero sus responsables ya han explicado a la familia Castro y al propio Ayuntamiento que sus expectativas no son las de antes, ni tampoco el momento económico. Así lo llegó a manifestar el responsable regional del Club Robinson en España, Monti Galmés: "Nuestro interés no pueder ser el mismo que hace cinco años". En una entrevista en la revista This is money, uno de los principales ejecutivos de Tui, Peter Long, afirmaba, tras señalar que el operador tiene los mismos ingresos, pero no los mismos beneficios, que "estamos en una industria en permanente cambio, lo que valía antes no vale ahora".

Esto puede ser extrapolable, o no, al caso de Trafalgar, pero el alcalde de Barbate, Rafael Quirós, espera que el proyecto hotelero arranque de una vez. El asunto de los hoteles de Trafalgar, de hecho, exaspera a Quirós. Está al frente de un municipio al borde de la ruina rodeado de la riqueza de sus vecinos, que estrujan sus posibilidades turísticas. El no puede. Mientras otros municipios alardean de sus plazas hoteleras, Barbate, con algunos de los lugares más célebres de la provincia en su término municipal, tiene muchas menos plazas de las que podría absorber. El turismo se asienta en los camping o en las decenas de chalés de alquiler construidos durante estos años sin control. Lleva toda la legislatura peleando por lograr esos 300 empleos y por tener recursos para ordenar una zona tremendamente desordenada. "Nosotros nos vamos a poner a trabajar en cuanto la resolución de la delegación aparezca en el BOJA. Hay mucho trabajo que hacer y mucho tiempo que recuperar. Es necesario el nuevo colegio de Zahora, que dependía de esta aprobación, hay que ordenar ese territorio, ofrecer servicios, dignificar los accesos..." Sobre la disputa entre inversores y propietarios, se limita a decir que hay un contrato, que espera que se cumpla cuanto antes y desliza que hay opciones para que no se paralice durante más tiempo el desarrollo económico de esa zona. Sobrevuelan conceptos como junta de compensación o expropiación. "Voy a poner a trabajar ya a mi gente".

"Lo que tienen que hacer para que el turismo de calidad funcione es limpiar toda esa mierda que hay en Caños", dice un promotor turístico que prohíbe utilizar su nombre. ¿A qué se refiere? Junto al bar Las Dunas, un establecimiento legendario en el tómbolo de Trafalgar, una joven vende pantalones Aladin. Pantalones para 'perroflautas', en denominación de los 90, cuando Los Caños se hizo popular en Madrid con el boca a boca y el aterrizaje en la cercana Zahara de unos cuantos famosos. La chica que vende los pantalones los encarga a Kenia, donde se los hacen a su gusto, y se indigna ante el desdén con el que el sector turístico tradicional habla de los 'hippies' que descubrieron la playa: "Esta gente fue la que descubrió esto, la que hizo de esto un turismo diferente". Las Dunas es un bar cuyo monarca es un cocodrilo de madera labrada. Los perros tienen cara de personas bondadosas y corretean descalzos niños muy rubios por su amplio jardín. El gorrilla del aparcamiento te cobra cuatro euros por meter allí el coche, un euro por el parking y tres de consumición en el bar. El parking está atestado en este jueves de agosto, igual que todos los accesos a la playa por pequeños caminitos a Trafalgar o a la cercana playa de Zahora, a la que se llega tras sortear un laberinto de chalés. Es milagroso que no se produzca en días como hoy el 'colapso perfecto'. En la playa se mezcla sobre las cuatro de la tarde un turismo tradicional de pala y rastrillo con jóvenes que empiezan a despertar de la larga noche veraniega. Gran animación: en un centenar de metros de playa hay casi tantos chiringuitos como en tres kilómetros de la playa Victoria.

A un par de kilómetros de este bullicio, el encargado de la venta Piñero, situada entre El Palmar y Zahora, observa con escepticismo los movimientos del proyecto de los hoteles. Como tantos otros, vive en invierno en Vejer y en estas fechas se traslada a hacer el verano a Caños. "Ya veremos si se construyen, ahora la cosa está muy tiesa y, si los hacen, ya veremos si a la gente que contratan es de Barbate y de Vejer o se la traen de fuera, que no me extrañaría.Ya veremos".

Antonio Arcas, analista turístico y profesor de Economía de la UCA, considera que "ahora sólo podemos pelear en el mercado con calidad porque la competencia en precios ya nos la hacen destinos emergentes como Egipto o Turquía. Y tenemos que competir con lo que tenemos, donde zonas como Caños tienen un tirón por su belleza. Pero ahora un inversor sólo puede ver esa zona como guetto turístico al estilo de los que hay en Túnez porque las infraestructuras no son adecuadas y, poniendo los distintos costes de producción en una balanza, un promotor piensa si mete el dinero aquí o lo mete en el norte de África. Ahora mismo, desde luego, la tendencia del mercado, antes que invertir, es esperar".

Trafalgar ya no es virgen, incluso tiene 300.000 metros urbanizables. Otra cosa es que haya alguien que los vaya a urbanizar. Los vecinos no quieren hoteles, quieren servicios. Y Barbate no tiene para servicios sin hoteles.

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