A las diez de la mañana de ayer se ponía en marcha el dispositivo especial que con motivo de la motorada se ha establecido un año más en El Puerto, en el que el objetivo es hacer compatible el ocio de los visitantes con el descanso de los ciudadanos, manteniendo unos estándares óptimos en cuanto a seguridad y organización. El dispositivo, en el que participan diferentes cuerpos de seguridad, alcanzó su apogeo sobre las tres de la tarde, y tiene las mismas características que en años anteriores. Consiste en el cierre de las calles peatonales del centro urbano mediante controles custodiados por vigilantes jurados, y en la restricción del paso de vehículos y turismos por las entradas de Pozos Dulces y Bajamar, donde funcionarios de Policía Local regulan la afluencia de visitantes para que sólo las motos puedan acceder a la zona acotada del centro urbano. De esta forma, solo se permite el acceso de las motos a la parte acotada de la ciudad, únicamente para circular hacia las bolsas de aparcamiento habilitadas en la zona de Bajamar, así como a los vehículos de los residentes.

Este sistema permite que desde las terrazas de la Ribera del Marisco y Micaela Aramburu los grupos de aficionados sentados en las mesas puedan contemplar la llegada de nuevos moteros, que saludan con acelerones o con algún gesto informal a sus colegas.

Dentro del dispositivo instalado por el Ayuntamiento se cuida de forma especial que las plazas públicas más delicadas, como la plaza de Isaac Peral, El Polvorista o la del castillo de San Marcos (Bien de Interés Cultural) no se transformen en estacionamiento para las motos. Para impedirlo, se vallan estas grandes plazas, debiendo aparcar las motos en los estacionamientos habilitados dentro del Plan Especial de Tráfico. También se ha cuidado especialmente que las motos no circulen hacia la zona de la Ribera desde la calle Larga, donde se han instalado controles en los cruces que bajan hacia el río Guadalete. En cuanto al tráfico, aunque ayer hubo algunas retenciones en lugares estratégicos por la mañana, ya por la tarde la llegada de las motos fue más escalonada y al estar cerrados los bancos y edificios administrativos, la ciudad quedó más despejada, facilitándose una circulación más fluida.

En cuanto al ambiente, el jueves llegaron los primeros visitantes, aunque la afluencia del grueso de las motos y los motoclubs, se comenzó a notar el viernes a mitad de la tarde. El clima acompañó, con una buena ocupación en las terrazas, aunque los establecimientos hosteleros de Plaza de la Herrería y calle Misericordia alcanzaron mayor clientela, habiéndose transformado en la milla de oro de la motorada. En general la afluencia de público fue buena pero no masiva, se podía encontrar mesa con facilidad, aunque se irá incrementando hasta la punta máxima de hoy sábado por la noche. En Valdelagrana, estaba previsto mantener abierta la calzada del paseo marítimo junto a la playa, lo que resulta un atractivo añadido.