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Provincia de Cádiz

La venta de El Cotaller nos recuerda a qué saben los tomates

  • Posee un huerto ecológico del que se nutre para desarrollar la carta de su oferta gastronómica · Ha creado el primer cultivo autogestionado en Puerto Real

Ahora que en agosto los días todavía se alargan, a veces incluso demasiado aunque estemos de vacaciones, muchos agricultores de Puerto Real o meros aficionados al cultivo aprovechan para pasarse por una nueva venta que hay en la carretera de Medina. Les gusta comparar las lechugas, tomates o pimientos de sus huertos con las verduras que brotan del cultivo ecológico que la joven motrileña Ana González ha conseguido que echen raíces hace pocos meses en la venta de El Cotaller. Pero no hay que engañarse, esta tradicional costumbre le sirve a más de uno de excusa para aprovechar y quedarse a comer en una venta donde se pueden degustar sabores casi olvidados para la mayoría de los gaditanos. ¿Recuerdan a qué sabían los tomates? 

 

Mientras comen en un tranquilo patio pinchitos de pescado con verduras, empanadas de choco en tinta y de pulpo o unas sabrosas delicias de algas con lechuga y espárrago -todo el género procedente de La Bahía, tomado de esteros donde no se utilizan piensos-, observan la progresiva llegada de un pequeño grupo de personas que se acaba convirtiendo en tumulto. Parecen inquietos, enmonaos, como diría ese vecino que todos conocemos que anda enredado en ciertos trapicheos, rompiendo con la paz que se respira en la venta. "Son los huerteños", comenta un lugareño. Ana sale del restaurante, ya despachadas las mesas, y les acompaña a una de las huertas.

 

Tal vez llamarlo "mono" no sería la mejor manera, pero cierto es que El Cotaller les ofrece algo hasta ahora inexistente en la provincia. "Hemos apostado por colectivizar uno de nuestros huertos con los vecinos de la zona", explica Ana. "El Cotaller nace con la idea de crear un punto de unión y reflexión acerca de la tierra y lo que ésta nos aporta. Entendemos que es muy importante estrechar la vinculación que tenemos con el campo, del cual estamos cada vez más separados debido al consumo de frutas y verduras en grandes superficies, olvidando su procedencia. Los huerteños pueden cultivar aquí cualquier verdura de temporada, sentir la tierra, tocar los frutos, olerlos, y en definitiva, establecer una relación con la naturaleza gracias al cultivo que muchos de nosotros hemos perdido".

 

La experiencia engancha. Para muchos es su primer contacto con el labrado y la siembra, lo que les permite descubrir el placer que se obtiene del en un comienzo duro pero relajante trabajo en el campo. Algunos huerteños lo utilizan como ejercicio para desconectar de sus vidas durante un tiempo y recargar las pilas entre siembra y recolecta.

Se trabaja de forma autogestionada y asamblearia, lo que permite unir a la experiencia con la tierra un ejercicio de reflexión y debate acerca del proceso que desarrollan muy enriquecedor, algo que Ana entiende como imprescindible. "Nos llamamos El Cotaller ya que el prefijo co hace una clara referencia a la cooperación y colaboración que entendemos fundamental que hay que promover entre todos. Y taller debido a que queremos que se abra un espacio de reflexión. Quienes vienen a cultivar no lo hacen solo para echar la mañana y llevarse algunas verduras sino para meditar acerca de cómo nos relacionamos con nuestros recursos naturales y de qué manera los tratamos".

 

Tras el trabajo en el campo, nada mejor que una cerveza artesanal sin químicos como la Kettal, procedente de la zona de Los Barrios. "Aparte de cultivar de forma ecológica, sin químicos, abogamos por el consumo de todo tipo de productos de la provincia de Cádiz para evitar un coste enérgico innecesario en el transporte además de potenciar el empleo y la producción en la Bahía. Para ello estamos también apostando por la certificación participativa, un contrato entre productor y cliente en el que tú mismo te aseguras de que lo que están produciendo para ti cumpla con tus necesidades y exigencias. Recuperamos así relaciones directas que se habían perdido entre agricultores y consumidores, conociéndonos y estableciendo lazos de confianza entre nosotros".

 

La venta, en la que reside Ana y que cultiva los valores de la permacultura, es la única ecológica de toda Andalucía. Además de revitalizar un modelo de producción alimenticia ecológico, sostenible y crítico con la situación alimentaria que vivimos actualmente, utiliza su espacio para otros fines. Se han realizado cumpleaños ecológicos, para que los niños puedan conocer de primera mano cómo funciona un cultivo, y en qué se diferencia la producción ecológica de las grandes plantaciones industriales. Y se apuesta por la cultura, con conciertos muy variados todos los sábados a partir de las 22:00 horas para acompañar a la cena. 

 

Pero sin duda una de las experiencias más interesante es el Taller de Ecoterapia que se estuvo realizando con pacientes de la comunidad terapéutica del Hospital Universitario de Puerto Real, que han descubierto en el cultivo una vía para trabajar la recuperación. Ana lo tiene claro: "Establecer lazos con la tierra puede ayudarnos a reconciliarnos con nosotros mismos. Ya se dice que mientras labras, piensas, cuando siembras, ordenas..." ¿Y mientras comes? Para saberlo lo mejor es pasarse por la venta, y más ahora que tienen un menú del día muy económico con el que empezar a redescubrir sabores de nuestra tierra que por desgracia cada día tenemos  más lejanos.

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