Tarda mucho más en disolverse un azucarillo en un café que en mantenerse la paz en el PSOE de Cádiz. Ni la satisfacción producida por el resultado de las pasadas elecciones autonómicas, que salvo hecatombe permitirá a los socialistas mantener el Gobierno andaluz, ha servido de bálsamo para que las dos corrientes claramente enfrentadas en el PSOE gaditano aparquen sus diferencias. Bien al contrario, todo apunta a que se está preparando una purga en toda regla que traerá consigo que el sector afín al secretario general del PSOE-A, José Antonio Griñán, pasará a ocupar todos los puestos de responsabilidad en las delegaciones provinciales de la Junta, en la dirección regional del partido y, si la militancia lo respalda, también en la dirección provincial del PSOE.

Salvada la cita clave del 25-M, y aunque queda aún por confirmar que Griñán será reelegido presidente de la Junta en la primera semana de mayo con los votos de IU, los socialistas gaditanos tienen puestas ya sus miras en el decisivo congreso provincial en el que, porque así lo fijan los estatutos, habrá que buscar un relevo a Francisco González Cabaña, que dejará de ser secretario general tras casi 12 años en el cargo.

Ese cónclave, que se celebrará presumiblemente en julio, parece encaminado a una confrontación entre los candidatos de las dos corrientes antagónicas: por un lado la de los griñanistas y, por otro, la del sector oficial del PSOE de Cádiz dirigido por Cabaña y tutelado por Luis Pizarro.

Pero, ¿hay opciones de que se restablezca el consenso en el PSOE de Cádiz? Desde el sector de Cabaña se cree que sí, pero siempre que Griñán apueste por la integración no ya en la designación de consejeros, donde parece cantado que el representante de la provincia seguirá siendo Francisco Menacho, pero sí en el nombramiento de delegados de la Junta y en la configuración de la dirección regional que saldrá elegida en el congreso del PSOE-A de junio y en el que, ahora sí, se da por hecho que la vieja guardia de este partido ya no presentará una alternativa que ponga en entredicho el liderazgo de Griñán.

Pero la palabra integración causa risa entre los griñanistas, que han acusado a Cabaña, y aún lo siguen haciendo, de no aplicar ese mismo criterio en la década larga que suma como referente del PSOE gaditano. Ciertamente, de los 13 delegados de la Junta en Cádiz, incluyendo al subdelegado del Campo de Gibraltar, el único que se escapaba de las influencias del tándem Cabaña/Pizarro era Manuel Jiménez Barrios, cuyo nombramiento como delegado del Gobierno andaluz en Cádiz en abril de 2011 provocó un terremoto que hizo tambalearse los cimientos del PSOE gaditano. Por eso hoy puede afirmarse que todos los delegados de la Junta tienen su continuidad muy en el aire, incluido el propio responsable de Hacienda, Daniel Vázquez, el más veterano de todos y que sí mantiene una estrecha relación con Griñán desde que este último fuera consejero del ramo.

Nombres como los de Irene García, Rafael Márquez, Jaime Armario, Isabel Armario o Fernando López Gil, entre otros, están siendo barajados ya por el sector griñanista para asumir nuevas responsabilidades a corto y medio plazo. Pero la última palabra la tendrá Griñán. Si opta por la integración, aún hay opciones de que Irene García sea la única alternativa a la secretaría provincial del PSOE dentro de tres meses; pero si se confirma la purga, asistiremos a otro choque de trenes de resultado muy incierto.