DA igual que aquí los concejales se insulten y se tiren los trastos a la cabeza. No importa que se acusen unos a otros de corruptos en un espectáculo más propio de 'Sálvame de luxe' que de representantes del pueblo. Da lo mismo que todos esos episodios de enchufismo de parientillos -tan predecibles como cutres y sórdidos- vean la luz. Cosas de chusqueros, de fisgones huelebraguetas y de merodeadores de juzgados.

Con ello se deshonran a sí mismos, desprestigian a la política e insultan a los ciudadanos a los que representan. Pero no hay que preocuparse, todo va a seguir igual, en realidad son los penúltimos estertores de una ciudad moribunda que elude abordar sus verdaderos problemas. Nada va a cambiar en una ciudad narcotizada y envejecida. Y más antigüita que una caja de dulces un domingo por la tarde.

En Estados Unidos, Florida es la meca de los jubilados, un parque temático de la tercera edad, y aquí vamos por el mismo camino. Allá los jubilatas se encuentran con el sol y el cimbreante meneo de las palmeras, todo un símbolo del retiro laboral. Bueno, pues aquí no paran de plantar palmeras. Qué manía; no tengo nada contra las palmeras pero, ¿no hay otros árboles más frondosos?, ¿no nos merecemos algo más de sombra?

Tal vez esa palmeritis -aparte que las dejen a buen precio en el vivero de Málaga- sea un eficaz complemento del programa 'Meriendas por votos' que tan buenos resultados electorales ofrece en esta Florida andaluza.

Palmeras para una ciudad viejuna y desvencijada, palmeras para ilustrar la orla del 'Aula del mayor' de la Universidad de Cádiz, palmeras para adornar la ruta de los tanatorios (ya hay cuatro), palmeras para disimular las goteras y las humedades de los partiditos, palmeras para el paseo tras la misa de doce, palmeras para enmarcar la aburrida mediocridad pequeño burguesa. Palmeras que se dejan mecer por el levante, ese viento que deja lacias a las neuronas. Palmeras para este Cádiz apalancado y senil.

Con decirte que la próxima actuación en el Teatro Falla es la de María Dolores Pradera. Y no quedan entradas.