Efecto Moleskine

Ana Sofía / Pérez / Bustamante

Unovisión

MI obligación de intelectual es explicarles el mundo complejísimo que yo sí que entiendo para que ustedes me puedan admirar. Hoy toca Eurovisión. La presentación fue una pasarela tipo LOS JUEGOS DEL HAMBRE, con un matiz: los deslumbrantes modelos estaban hechos con papel de árboles que fueron felices. Glamour. Glamour. Glamour y tecnología. Me euforizan las masas jóvenes y alegres bailando con la ética del anonimato bajo una lluvia de oro. (Estas escenificaciones son las que nutren de resentidos las filas suicidas de los fundamentalistas). Las cuñas publicitarias del Gobierno de España lo dicen todo: el cupón de la ONCE y la Primitiva. La parte musical: los 40 principales. Todas las canciones en inglés, participa Australia y el programa se emite en los Estados Unidos. Está claro por dónde va Europa. Pero ahora subsutilicemos: ¿quién quiere gustar a quién? Austria viste a su B. Bardot de Sissí valseadora (en la intimidad centroeuropea prospera una cursilería que ni siquiera nosotros imaginamos). Italia hace marca Italia en italiano con una NeoRomina flower Power. Alemania manda una muñeca japonesa en lo que no sé si será un guiño empresarial a Fujitsu. Australia no tiene que disfrazar a su muñeca, que es verdaderamente coreana. Aunque para kimono bello, el de la Lady Gaga croata. Francia disimula su islamofobia con Amir, un chico con chic. Israel se ha decantado por un hermano de Luis Antonio de Villena peinado a lo Johnny Depp en una película de Tim Burton (Israel es lo que Borges llamaría un Aleph). Visto lo visto, en su próxima película Luis Tosar hará de quinqui chipriota.

Rusia es espectacular: un hijo de Putin con un despliegue de alas negras que recuerda las ilustraciones victorianas de un cuento muy gótico de Andersen: "El compañero de viaje". Y la guinda: gana Jamala de Ucrania con una canción antiestalinista en tártaro crimeano (Joder, con la memoria histórica...). A estas alturas ustedes siempre preguntan: ¿qué tiene ver Unovisión? Ay, criaturas vernáculas: ustedes hablan de la ONU, pero es la UNO (United Nations Organization). Menos mal que José María Íñigo y yo velamos por las esencias patrias.

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