Su propio afán

enrique / garcía-máiquez

El Jardín, y otras hierbas

EN los años de apogeo empresarial de JALE, José Antonio López Esteras fue ascendido a José Antonio López Alfombras, incluso a López Alfombras Persas. Bromas aparte, aprovecho la ocasión para reconocer que en sus hoteles siempre puso una alfombra roja a las actividades culturales. Cuando pudo, y pudo mucho, fue un generoso mecenas. Me he acordado de lo de su apellido ahora que en El Bosque han tocado muchos millones del Gordo. Con el nuevo esplendor, ¿no irán a ponerle al pueblo El Jardín o incluso El Jardín Neoclásico? Nos alegramos muchísimo de su buena (y gorda) fortuna con la única condición de que no pierda su carácter agreste y serrano.

Más entreverados mis sentimientos por la buena suerte de mi pueblo, que roza lo asombroso. En El Puerto de Santa María han caído pellizcos del primer premio, de un segundo y de un cuarto. Antes digo (en mi artículo de ayer) que apenas hay probabilidades de que toque nada, y antes la diosa Fortuna se entretiene en que me pasen rozando no uno, ni dos, sino tres premios. A la Fortuna hay que cogerla por los pelos, avisaban los clásicos, pero la muy posmoderna me ha tomado el pelo a mí.

Me lo recuerdan de fuera. Eso tiene de malo ir por el mundo ejerciendo de portuense recalcitrante. Toca aquí algo del Gordo y, por asociación inmediata de ideas, los amigos piensan en mí. He contestado un buen puñado de whatsaps confesando que no soy rico por los pelos, aunque lo haría muy bueno, etc.

¿Habrá levantado el anuncio de la lotería una nube de busquimanos alrededor de las administraciones de lotería que repartieron los premios, esperando que alguien les cobre un café por 21 euros? Me temo que el anuncio de marras habrá tenido efectos secundarios entre los no agraciados ¿Habrá aumentado la frustración y el desencanto con la condición humana?

El gran remedio es alegrarse del bien ajeno... "Filosófico estáis", me dirá alguno. "Es que no me ha tocado", contestaré yo. O sí. Un remedio mediano es pensar que el premio vuelve a dividirse a medida que los afortunados gastan lo suyo y reparten riqueza a su paso, sosteniendo toda una industria auxiliar, como se dice. También la pura alegría es contagiosa y hoy hay más en mi pueblo. Este artículo, por ejemplo, es un pequeño premio indirecto del Gordo de este año, y no está tan mal, ni yo tenía otro previsto. La vida es un jardín de senderos que se bifurcan y que, al rato, vuelven a encontrarse.

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