Su propio afán

enrique / garcía-máiquez

Ministro 10

EL nombramiento de Alfonso Alonso como ministro de Sanidad es, con independencia de sus probables grandes méritos personales, un error de Rajoy por diez razones. 1) Un licenciado en Derecho y Filología Románica (que son dos carreras muy estimadas por mí) no resulta lo más sanitario ni transmite la imagen de un gobierno técnico. Tras la crisis del ébola, esa imagen hubiese venido muy bien. 2) Al escoger a un político del cogollito del PP, se da la sensación de que no hay banquillo, de que el partido del gobierno tiene que barajar sus pocas opciones. 3) Se pierde una oportunidad, pues, de mostrarse como un partido abierto a la sociedad y a las clases profesionales, alejado de la "casta". 4) Al ser Alonso lo que se llama un hombre de confianza, trasluce cierta desconfianza constitutiva del presidente. 5) Adscrito al área de influencia de Soraya Sáenz de Santamaría, ésta sube su peso y tamaño, lo que despierta recelos dentro del partido.

En lo institucional, 6) siendo el portavoz parlamentario, se refuerza la sospecha (¡aún más!) de que no hay separación de poderes. 7) Además, se pone por encima al ejecutivo, pues se considera un ascenso el paso al consejo de ministros desde legislativo. ¡Con lo que tendría que ser el Parlamento! 8) Encima, Alfonso Alonso, por su puesto de portavoz, viene de zurrarse con la oposición, o sea, con la presunción de neutralidad perdida del todo. La asepsia, tan importante para un ministro de Sanidad, brilla por su ausencia.

Un cambio de ministerio es una ocasión, en lo mediático, propicia. La desperdicia Rajoy, que no envía un par de oportunos mensajes subliminales. 9) Podría haber lanzado un guiño (aunque falso) a su electorado más comprometido con la causa pro-vida, nombrando a alguien con cierta sensibilidad en esa cuestión. Personalmente prefiero que se dejen de hipocresías, pero habría sido un sagaz movimiento maquiavélico.

Y 10) Lo mismo puede decirse del equilibrio territorial. En el Foro Joly, Susana Díaz se quejaba del Gobierno por mirar poco a Andalucía. El nombramiento de Moreno Bonilla alienta ese comentario, junto con tanta obsesión catalana. Un ministro de por aquí hubiese aportado otro aire.

No siempre se equivoca Rajoy. Nombrar a Isabel García Tejerina como ministra de Agricultura fue un indiscutible acierto, justo por las mismas diez razones, una tras otra, en sentido opuesto. (¿Lo fue de Rajoy o de Miguel Arias?).

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