ARTUR Mas asegura que ha salido reforzado del proceso escocés y a todos les entra la risa floja. Ha perdido el independentismo y el nacionalismo, así que se entienden las risillas, acrecentadas por el hecho de que el clásico "Hemos ganado todos" se está dando hasta al paroxismo con ese referéndum. Sin embargo, esta vez estoy de acuerdo con Mas, porque uno lo está con la verdad, la diga Agamenón o su porquero. Y si el tipo acierta, aunque sea por casualidad, pura chamba o simple inercia, pues acierta. Para una vez que lo hace...

Si hubiese ganado el "Sí" a la independencia, se habría liado una muy gorda. La Unión Europea se habría empleado a fondo para que el caso sirviese de escarmiento y habrían temblado la economía europea en general y la escocesa en particular. La condición de los escoceses habría pasado, ipso facto, a ciudadanos de segunda o tercera. Habría sido un proceso digno de ver (de lejos) y del que la sociedad catalana hubiese extraído jugosas consecuencias.

Por eso tiene razón Artur Mas. Las consecuencias extraídas habrían debilitado mucho sus sueños secesionistas. Ahora, en cambio, lo tiene todo a favor. El Reino Unido ha dejado votar a Escocia y no ha pasado nada. Dos en uno para una buena campaña publicitaria. Cierto que no es lo mismo el ordenamiento jurídico británico que el nuestro ni, mucho menos, Escocia, reino independiente hasta ayer, que Cataluña; y cierto también que allí el coste profundo de división social está por ver. Pero son matices que Mas sabe que escapan a su público.

La Unión Europea ha respirado aliviada, porque ha superado una prueba, pero, por eso mismo, no ha podido dar su puñetazo definitivo en la mesa que calme a todos los nacionalistas que por Europa pululan. Habrá que esperar al siguiente, y ése quisiera ser Artur Mas y compañía. Parece que el Gobierno de Rajoy le va a hacer un placaje legalista y le va a salvar de estrellarse, al menos de momento. Por ahí van a tener suerte los catalanistas y es algo más que tendrán que agradecer a Madrid.

Si no, habiéndose perdido la espléndida ocasión de escarmentar en cabeza escocesa, iban de cabeza al sopetón. Yo ya empiezo a divertirme con estos nacionalistas europeos como pollos sin cabeza, jugando alegremente a la ruleta rusa. La pistolita ahora la tienen los catalanes en la mano. ¿Tendrán la inteligencia de los escoceses de amagar y pasar el turno al siguiente? ¿O probarán?