Con la venia

Fernando Santiago

Puretas progresistas

 Toda generación tiene su revolución . Es algo así a la frase atribuida d Willy Brant "todo el que no es revolucionario a los 20 es que no tiene corazón y el que lo es a los 40 es que no tiene cabeza". Nuestros  abuelos la tuvieron en la República. Nuestros hermanos mayores en mayo del 68 . La nuestra son las movilizaciones que dieron lugar a la democracia (finales del franquismo y primeros años de la transición). Ahora es el turno de nuestros hijos, que hacen el 15-M cargados de razones. Es natural que gente joven sin perspectivas de futuro que ven cómo los especuladores y los políticos les roban sus sueños salgan a la calle a protestar. Puede que a alguno no les guste su aspecto físico  o su manera de hacer las cosas. Tienen toda la razón en el diagnóstico aunque no tengan tan claro la terapia a proponer. Eso sí,  no les quedaba otro remedio que protestar , les tocaba y les sobran los motivos para hacerlo.  No sé de todas las cosas que reclaman cuáles quedarán pero su rechazo a los políticos y a las estructuras políticas actuales ,el famoso "no nos representan", "falta pan para tanto chorizo", se ha instalado ya en la sociedad . Creo que han puesto el acento en los desahucios  y han obligado al gobierno a moverse en ese sentido. Aparte de estas dos cuestiones, no sé si alguna otra se abrirá camino. En cualquier caso fue bonito mientras duró. Ahora bien, lo que me  resulta completamente desubicado es la participación de los jubiletas rojos, de toda esa amalgama de puretas que piensan que van a hacer la revolución con los chavales. Hay tanto prejubilado ocioso que terminan dedicados a mirar obras o a hacer la revolución. Está muy bien que los jóvenes salgan y reclamen ya que es su momento. Pero raya en lo patético todos esos tipos en la edad provecta levantando las manitas con los cinco lobitos a la hora de aplaudir , que intentan ponerse el disfraz de revolucionario  según su interpretación de la estética actual: sandalias, camisetas, vaqueros, pelos teñidos de rojo para ellas, gafas en la cabeza, rastas y cosas así. Algunos son tan desinhibidos que pretenden incluso monopolizar las asambleas, como si fueran un nuevo Moisés llevando a la juventud a la tierra prometida. Más parecen un Charlot que ha tomado una bandera roja caída de un camión y cuando se vuelve le sigue una multitud no se sabe hacia donde. Se sienten jóvenes y partícipes de una revolución que no es la suya. Cosa distinta es mostrar simpatía, alguna forma de apoyo, pero uno tiene que saber el lugar que ocupa en la vida y el momento que le toca vivir. Ya sé toda esa monserga de que  se sienten jóvenes de espíritu , que tienen un corazón indomable, que van a luchar contra el malvado capitalismo, los mercados, la Merkel y todo lo demás, arrimados a los chavales   en el estilo más poshippie que uno sea capaz. Yo debo estar anticuado pero no me imagino a Rosa Luxemburgo o la Pasionaria teñidas de colorao , a Pablo Iglesias,  Lenin o  Marx con rastas, pantalón pirata y chanclas sentados en el suelo y  levantando las manitas para aplaudir. Debo estar lleno de prejuicios.

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