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El Puerto

Las excavaciones en Larga desvelan la amplitud del convento de los Descalzos

  • Los hallazgos en el número 75 de la calle confirman la magnitud del edificio. Aparecen restos de ánforas en unos cimientos

Las excavaciones que se vienen efectuando en el número 75 de la calle Larga, vienen a confirmar las amplias dimensiones que debió alcanzar el convento de los Descalzos. Si a principios del mes de julio apareció en un solar en construcción de la calle Jesús Cautivo, a espaldas del antiguo Ayuntamiento, una enclave industrial y un molino que pudieron tener vinculación con el desamortizado convento, en estos días se ha encontrado en el solar de Larga, junto a la acera, unos pavimentos de cal de los siglos XVI o XVII, y que según todos los indicios están relacionados con un patio de aquel edificio religioso, desmantelado tras su desamortización y cuyos sillares de piedra se usaron para construir la Plaza de Abastos. Las excavaciones en Larga, 75, comenzaron a principios de agosto, en el solar dejado por el derribo de una casa junto a la joyería Marín, con una superficie de 200 metros cuadrados, y que se ha excavado totalmente hasta una profundidad de algo más de un metro, la misma que alcanzarán los cimientos de la nueva edificación, tal como prescribe la normativa.

Además de los pavimentos conventuales se han localizado cimientos de muros maestros del siglo XVIII, pertenecientes a una construcción preexistente, de piedra arenisca de la Sierra de San Cristóbal. Completan los hallazgos dos pozos de agua dulce que formaban parte de los corrales de la casa, en cuyo interior se encontraron monedas de Isabel II en un estado de conservación deficiente.

Pero lo más llamativo es la aparición de restos de ánforas romanas que se usaron en el siglo XVIII como material de cimentación. La arqueóloga Esther López, directora de las prospecciones, considera que estos restos anfóricos fueron levantados de manera fortuita de estratos más profundos, al hacer la zanja de cimentación de un edificio que se construyó en el solar hace tres siglos. Estos cimientos tienen una profundidad de 80 centímetros, bajo los cuales podría estar la escombrera de ánforas, donde se arrojaba el 'moco de alfar', piezas defectuosas o que se rompían. La teoría de que los restos anfóricos proceden de una escombrera de alfar se sustenta en el descubrimiento en la cercana calle Javier de Burgos de unos hornos romanos del siglo I a.d.C. en unas excavaciones realizadas por el Museo Municipal en los años 80.

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